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EL BÚHO NO HA MUERTO: PÚDRANSE

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
LA CORRUPCIÓN ES UN MAL QUE ESTÁ CARCOMIENDO NUESTRAS ESTRUCTURAS, PERO NO TODO ESTÁ PERDIDO. EXISTE UNA MANERA DE HACERLE FRENTE A ESTE PROBLEMA.
EL BÚHO NO HA MUERTO: PÚDRANSE

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POR PEDRO FERRIZ DE CON @pedroferriz

QUE EL PRESIDENTE Peña haya advertido: “el que esté libre de corrupción, que tire la primera piedra” nos demuestra que sí, en efecto ha leído La Biblia, aunque no completa… Pero también nos da un pésimo precedente, que quien dirige este país piensa que no hay nadie que esté libre de actuar dolosamente, ignorando la ley y nuestras formas de convivencia.

Pensar que somos una sociedad impregnada por la ilegalidad marca una época que no había vivido esta generación, en la que nos hallamos entrampados en lo que se puede definir como una decadencia.

Revisando la historia del mundo, nos damos cuenta de que imperios han sucumbido por la corrupción y el consecuente deterioro. Contextualizada en cada tiempo, fue la corrupción la que los llevó a un declive. Esta tendencia negativa crece exponencialmente en la medida en que es adoptada por la sociedad… Y la gente ve na- tural el proceso, cuando le llega el ejemplo del gobierno que domina su aceptación.

La fragilidad humana olvida lo poco que dura la vida y que aceptar la corrosión de un sistema prevaleciente, no es otra cosa que la derrota de la ética por la ambición.

Todo este enorme movimiento social de retroceso ha sido dominado por el materialismo, que expresado según la época, marcó la hegemonía de emperadores, reyes y líderes que azuzados por motivos políticos propusieron dominios territoriales, bienes materiales, recursos naturales y márgenes estratégicos… Incitando a las generaciones que formaban parte de esos regímenes a entregarse a una ambición paralela a su circunstancia.

Roma primero vio la degeneración de sus emperadores, que fueron seguidos por sus cortes y después por sus pueblos.

Si trasladamos esta situación al presente, Estados Unidos es la hegemonía y vemos cómo su sociedad tiende a los extremos. Si no es dominada por un carácter moral o incluso espiritual, tenderá a degenerarse hasta provocar la caída del sistema que la engloba.

¿Pero qué ha pasado en México?

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¿Hemos llegado a ser un país dominante inserto en una devaluación social?

… La verdad es que no. Si hemos asumido un liderazgo, ha sido en nuestra zona latinoamericana y nada más. A veces nosotros, otras Brasil y fin de la historia.

¿Dónde estamos hoy?

Del tiempo que me ha tocado vivir y del que he aprendido del estudio, México ha vivido etapas diversas marcadas por la ambición: una fruición por dinero y poder que nos ha llevado a extremos.

El sometimiento de nuestras culturas precolombinas en la conquista. Los arrebatos que condujeron a los primeros gobiernos de un México Independiente. La consolidación de imperios y gobiernos que condujeron a la Reforma. La serie de invasiones de las que fuimos objeto. Las condiciones que marcaron la necesaria Revolución Mexicana y luego el diseño de una forma de gobierno que ni fue democracia ni fue absolutismo. Una bien cincelada “dictadura perfecta” que vivió momentos e intentos mediocres por salir de ahí.

El siglo XXI mexicano ha tenido dos momentos.

El principio de la alternancia con gobiernos panistas y el regreso del pri en 2012. Y con esto la consolidación de lo que ahora ha tomado la forma de una franca decadencia.

El pan no ayudó a la recuperación ética-moral de la sociedad, ya ni digamos del gobierno. Y el PRI regresó, para recuperar el poder, con un lamentable cartel que detona en una profunda corrupción. Corrupción vindicativa que se instaló en el poder para quedarse con todo. Y con ello, a manera de un pequeño Imperio, le da señales a la sociedad de que nadie está libre de corrupción. Concepto esgrimido por el propio presidente de la República.

Hemos tocado fondo.
El peso… Devaluado.
La economía… Deprimida.
La confianza… Inexistente.
La decadencia… Rampante.
Los disvalores… Presentes.
La ética… Inexistente.
El optimismo… En el suelo.
Las instituciones… Inoperantes.
El egoísmo… Extremo.
No hay concepto de comunidad, tampoco de fraternidad.
Hay entre la sociedad un principio de sobrevivencia que ha hecho desaparecer a la solidaridad humana.
A pesar de todo, quiero decirle al presidente que sí puedo lanzarle la primera piedra.

Que hay millones de habitantes que podemos hacerlo.
Quiero decirle que no somos como él… Si acaso como ellos. Que deseamos ser ejemplo de convivencia y de un “deber ser”. Que muchos esperamos que se vayan pronto para recuperar la calidad moral de nuestro gobierno y con ello buscar una representatividad que nos dignifique.

Luego de esta decadencia abierta y manifiesta a la que hemos sido arrastrados, nos vemos obligados a pensar que solamente nosotros seremos capaces de rescatar a México.

Quiero decir con pena, que mi presidente ya no me representa, ahora que se ha convertido en el escándalo mundial por ser un líder vergonzoso que no está ni cerca de la realidad mexicana.

Y un último concepto:
“Si no luchamos contra la corrupción y la podredumbre, acabaremos siendo parte de ella”.
Y no estoy dispuesto a terminar así mis días por este mundo. ¡Los que piensen que podemos ser medidos por la misma vara, Púdranse!

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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