ASTURIAS: LA ESPAÑA FUNDAMENTAL
Barcelona, paella, flamenco, Madrid, fútbol. A muchos, muchísimos mexicanos son algunos de los términos que les vienen a la mente cuando escuchan la palabra España. A muchos extranjeros, México les suena a mariachi, burritos o a Hugo Sánchez. Ni uno es España, ni el otro es México, al menos no totalmente. Por supuesto que mi país tiene Madrid y Barcelona, que se baila flamenco y que se comen buenos arroces. Pero si hay algo que España tiene como pocos lugares en el mundo es diversidad.
Somos un país que pisaron fenicios, cartaginenses, griegos, romanos, visigodos, celtas, íberos, árabes, judíos, bañado por el Mare Nostrum, por el Cantábrico y por el temible Atlántico. Hablamos varios idiomas, varias lenguas y multitud de dialectos y los que encontramos una riqueza incalculable en ello, siempre sabemos entendernos. Tenemos montañas, costas y gastronomías tan diversas que el viajero puede no repetir un plato en semanas. Tenemos bailes, músicas folclóricas, tradiciones milenarias, algunas paganas, otras cristianas, otras musulmanas, en las que nos encanta festejar y volver a ver a los amigos. Y tenemos un paraíso, un paraíso natural, llamado Asturias.
Asturias es una tierra sencilla, que no necesita arreglarse ni maquillarse, porque simplemente es. Asturias es sidra, son gaitas, son playas vírgenes, son montañas que miran al mar, manjares de todo tipo y son todas las personas que tienen todo su tiempo para ti. Es la tierra a la que uno siempre desea volver y de la que los migrantes nunca se fueron del todo. Por ello hay clubes asturianos por todo el mundo. Por ello hay dos Caminos a Santiago que surcan territorio astur.
Asturias es una costa verde donde las playas son de pasto y arenas finas y están protegidas por montañas. Una diversidad natural como pocas existen. Y es que montañas de 2,000 metros a menos de 50 kilómetros del mar no hay en muchos lugares. Dicen las leyendas cristianas que en una de estas montañas se le apareció a Don Pelayo, rey astur, la Santina, la Virgen de Covadonga y que fue en ese momento cuando se inició la Reconquista, alrededor del siglo VIII.
Lo cierto es que los musulmanes nunca llegaron a tener el control de estas tierras, por lo que sus atributos son particulares, en comparación con otros lugares de España. Asturias es una tierra cuya tradición tiene muchos tintes celtas y es que sus colinas y playas podrían estar en Escocia o en Irlanda. Asturias escucha gaita, bebe sidra y mira al mar. Su mitología es similar a la de otras culturas del norte de Europa.
Paraíso también para los amantes de los deportes de aventura, extremos, tanto de verano como de invierno. Escuelas de surf, paddle y kayac por todo lo ancho de su extensa costa. Algunos de los picos más difíciles del alpinismo europeo, como el Naranjo de Bulnes, de unos 2,500 metros de altitud y una archiconocida pista de ski. Las etapas decisivas de la Vuelta Ciclista a España se dan en las proximidades de los Lagos de Covadonga, ante la mirada del Rey don Pelayo y de la Virgen de Covadonga, a la que por cierto veneran devotos y ateos.
Dos impresionantes ciudades, a tan sólo 30 kilómetros de distancia, tienen personalidades opuestas, profundamente compatibles, pese a la rivalidad regional. Oviedo es capital, de interior, señorial, donde las iglesias tienen más de mil años y donde la gente viste elegante los domingos para ir a tomar el vermú. Y no es casualidad que Clarín se inspirase en Vetusta para dar vida a La Regenta. Gijón es más relajada, es una ciudad de outfit casual, surfera, skater, artista y que mira al mar. Ambas forman un conjunto monumental, histórico y artístico como pocos en su especie, y tan poco conocida fuera de España que deja atónito al viajero foráneo.
Pero, en una tierra pescadora, minera y de ingenieros son, quizás, los pueblos, los mejores ejemplos de este microclima de autenticidad. Podríamos dividirlos en los costeros, los de alta montaña y los de la cuenca minera. Y es que durante décadas fueron carbón y altos hornos los motores de una economía potente y dinámica, que sufrió como pocas en España la reconfiguración del sector y que apenas está empezando a mirar hacia otros lugares más innovadores, verdes y, sobre todo, con futuro. Y dos de ellos son, sin duda, el turismo y la alimentación, responsables, cuidadosos con la majestuosa naturaleza y de altísima relación calidad-precio.
En Asturias no importa de dónde vienes, ni quién eres, ni cuánto tienes. Porque los asturianos (de nacimiento, o de adopción, como yo), no nos sentimos titulares de la tierra, sino entusiastas guardianes y felices voceros de sus exuberantes virtudes. Por ello, te recomiendo tanto visitar “la Tierrina” que me apuesto “un culín de sidra” y unas “casadielles” a que te gusta. Bienvenido al Paraíso Natural.
