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EL DRAMA DE LA LITTLE HAITÍ

Por: Jafet Gallardo 31 May 2018
ENTRE LA DISCORDIA DE LA AUTORIDAD Y LA VOLUNTAD DE LAS SOCIEDADES, LA CONSTRUCCIÓN DE UNA VILLA PARA LOS INMIGRATES […]
EL DRAMA DE LA LITTLE HAITÍ

ENTRE LA DISCORDIA DE LA AUTORIDAD Y LA VOLUNTAD DE LAS SOCIEDADES, LA CONSTRUCCIÓN DE UNA VILLA PARA LOS INMIGRATES CARIBEÑOS EN TIJUANA SE ENCUENTRA EN EL LIMBO.

POR MANUEL AYALA FOTOGRAFÍAS DE JOEBETH TERRÍQUEZ

Desde el primer día que comenzó el rumor y las versiones extraoficiales de que los haitianos que habían logrado ingresar a Estados Unidos estaban siendo deportados o mantenidos en centros de seguridad, a causa de las políticas y decretos migratorios firmados por el presidente Donald Trump, los más de 3 700 haitianos, según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM) en Baja California, comenzaron a pensar en la posibilidad de quedarse en este estado y comenzar una nueva vida en la región.

Esto provocó que en Tijuana, de un día para otro, se percibiera a cientos de haitianos trabajando de manera irregular en mercados, en restaurantes, en la construcción de condominios e incluso en la calle, ofertando productos a los automovilistas y a la gente que transita por la ciudad.

Debido a esta situación, el propio INM y la Secretaría del Trabajo en el estado plantearon una estrategia para regularizar su estancia en el país y que pudieran integrarse al mercado laboral de manera ordenada, incluso con las prestaciones de ley que brinda el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), como una forma de proveerles las herramientas y las facilidades para que echen raíces en esta ciudad.

Esta situación también llamó la atención de activistas y organizaciones civiles, como el Comité Estratégico de Ayuda Humanitaria, quienes pudieron colocar ya a siete niños haitianos en el sistema básico escolar que brinda el Sistema de Educación en el Estado (see), y como el pastor Gustavo Banda Aceves, el coordinador de la iglesia y el albergue Embajadores de Jesús, que se ubica en el Cañón del Alacrán, delegación de Playas de Tijuana quien, arriesgado, pensó en donar un terreno para la construcción de la primera villa haitiana a la que llamó “Little Haití”.

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El pequeño Haití

El sábado 25 de febrero, se inició entusiasta este proyecto que en un principio pretendía tener 100 casitas para las familias completas que se encuentran en este albergue. El pastor Gustavo Banda Aceves lo configuró como un espacio digno y acorde a las necesidades que ahora tienen estas personas debido a su decisión de quedarse a radicar en la ciudad.

Gran parte de la comunidad, activistas y autoridades enfocadas en el tema de la migración, como Carlos Mora, presidente del Consejo Estatal de Atención al Migrante (CEAM), vieron con bueno ojos el hecho de que se realizara este asentamiento haitiano, incluso se pensó como algo innovador en el sentido estricto de que nadie más había pensado en una posibilidad como ésta.

Pero al alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, no le pareció muy acorde esta acción, puesto que en una entrevista que le realizamos el 8 de marzo, señaló que esto va más allá de “la buena voluntad” y pone en peligro a las personas, ya que el lugar en donde pretenden asentarse es un espacio irregular, una zona de riesgo debido a que se encuentra a un costado de un desagüe de aguas negras que incrementa su corriente cuando llueve.

Todo por llegar a eeuu Christopher Faustín, originario de Puerto Príncipe, como muchos de sus paisanos, decidió salir de su país debido al terremoto que devastó su comunidad en 2010. Tuvo que salir a otro lugar en busca de trabajo para poder solventar a su familia y Ecuador fue su destino, ahí estuvo sólo un par de meses y posteriormente pasó a Brasil, a donde emigró debido a que por esos años comenzaban las construcciones para lo que sería el Mundial de Futbol y posteriormente los Juegos Olímpicos.

Faustín comenta que ahí se sentía muy a gusto y su familia comenzaba a tener tranquilidad y estabilidad, pero una crisis política derivó en que muchos de los haitianos que ahí trabajaban, tuvieran que buscar otras posibilidades. A él le llegó el rumor de que en Estados Unidos había la facilidad de llegar para pedir asilo humanitario y, junto con su esposa Rosenie Saint Juste Faustín y su hija de dos años, Crisleiny, decidieron salir el 12 de septiembre del año pasado con destino al país de las barras y las estrellas.

Su trayecto desde Brasil a Tijuana duró cuatro meses. Durante todo ese tiempo caminó, se trasladó en camión, en lancha y volvió a caminar por países como Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala, hasta llegar a Tapachula, Chiapas, y de ahí a Tijuana.

En este andar les tocó cruzar ríos y caminos muy peligrosos. Lo más complicado fue cruzar de Colombia para entrar a Panamá, porque ahí se encontraron con animales salvajes de los que tuvieron que resguardarse para no ser atacados y donde particularmente pasaron “mucha hambre”.

Cuando llegó a Tijuana sintió un gran alivio porque “afortunadamente” les abrieron las puertas del albergue Embajadores de Jesús, donde encontraron techo y comida para protegerse y poder sobrevivir. Como todos los que venían con él en el grupo que salió desde Brasil, pensaba llegar hasta el país de las barras y las estrellas, pero todo su panorama cambió cuando Donald Trump anunció que se intensificarían las redadas antiinmigrantes y las propias deportaciones.

No es un paraíso

Para Faustín es normal todo lo que está sucediendo con estas políticas migratorias en Estados Unidos, por lo tanto no se preocupa “ni un poquito” porque ya decidió que se va a quedar aquí en México, pues considera que los van a regularizar aquí y con eso cree que pueden encontrar trabajo para mantener a sus familias.

“Mi sueño era buscar algo mejor, no era el sueño de Estados Unidos. Para mí ése no es un paraíso, es simplemente un país donde hay trabajo, entonces si no puedo ingresar allá no me preocupa nada, en donde quiera que yo pueda trabajar para mantener a mi familia, ahí me voy a quedar y aquí se me está dando la oportunidad”, dice convencido y sereno.

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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