Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

Entrevista: WILLIAM OSPINA

Por: Jafet Gallardo 20 Ene 2020
Latinoamérica, arte, política y revolución fueron los ejes de nuestra charla con el reconocido escritor colombiano, quien visitó México en […]
Entrevista: WILLIAM OSPINA

Latinoamérica, arte, política y revolución fueron los ejes de nuestra charla con el reconocido escritor colombiano, quien visitó México en el marco de la VII Feria del Libro Independiente.

Por Adán Medellín (@adan_medellin) Fotografías de Javier Narváez Estrada

Creo que no importa cuál sea la metáfora que utilicemos ni la época sobre la que pretendamos discurrir. Todo lo que escribimos es fatalmente contemporáneo. Escribimos desde las preguntas de hoy. No es posible realmente reconstruir el pasado, sólo es posible interrogarlo a la luz del presente, de sus angustias y preguntas.

Creo que no importa cuál sea la metáfora que utilicemos ni la época sobre la que pretendamos discurrir. Todo lo que escribimos es fatalmente contemporáneo. Escribimos desde las preguntas de hoy. No es posible realmente reconstruir el pasado, sólo es posible interrogarlo a la luz del presente, de sus angustias y preguntas.

Poeta, ensayista, novelista, además de periodista, William Ospina (Herveo, Colombia, 1954) ha empuñado la pluma para reflexionar sobre la condición humana y la reconstrucción del tejido social de su país, golpeado por la violencia del narcotráfico, la guerrilla, o la desigualdad económica. Creyente en una revolución que transforme la sociedad desde el arte, en la compasión humana y en la unidad latinoamericana, Ospina conversó con Playboy en un hotel de la Ciudad de México con motivo de su participación en la VII Feria del Libro Independiente, recordando que sus versos y novelas, lejos de anclarse en el pasado por sus referencias históricas, pueden hablarnos con fuerza en la actualidad, porque “todo lo que escribimos es fatalmente contemporáneo”.

PLAYBOY: Escribes poesía, ensayo y novela, además de periodismo. ¿Abarcar estos distintos géneros es parte de un proyecto estético personal?

OSPINA: No es ni siquiera un proyecto, se ha ido convirtiendo en una necesidad. El tema escoge su ritmo, su lenguaje. Eso significa que cuando se trata de reflexionar, supone que se escriba un ensayo; cuando se trata de construir un mundo o un personaje es una novela; y que cuando se trata de experimentar con el lenguaje o dejar fluir la sensibilidad o la emoción, la poesía impone otros recursos.

PLAYBOY: ¿Cómo se diferencian tus métodos de trabajo en géneros distintos como la poesía, el ensayo o la novela? ¿Trabajas por temporadas en ellos, son simultáneos?

OSPINA: Depende de los temas, y supongo que un poco de los estados de ánimo. Pero también ciertas cosas dependen de condiciones exteriores. Por ejemplo, es más fácil que uno pueda escribir un ensayo o una conferencia por encargo; mientras que es más difícil hacer un poema por encargo, nace demasiado de una necesidad interior, íntima, y evoluciona a su ritmo, a su aire. Las novelas exigen una parte de inspiración y otro propósito consciente que no solamente compromete el trabajo de creación, sino un trabajo largo de investigación.

PLAYBOY: En tus novelas ahondas en la Conquista de América. ¿Qué puede decirnos ese tema en la actual conquista globalizada, informática e hipermediática que vivimos?

OSPINA: Creo que no importa cuál sea la metáfora que utilicemos ni la época sobre la que pretendamos discurrir. Todo lo que escribimos es fatalmente contemporáneo. Escribimos desde las preguntas de hoy. No es posible realmente reconstruir el pasado, sólo es posible interrogarlo a la luz del presente, de sus angustias y preguntas. Cuando yo escribo estas novelas sobre el siglo XVI, o una novela más reciente que escribí sobre la Era Romántica a inicios del siglo XIX, inevitablemente estoy preguntándome por hechos contemporáneos, por sus orígenes. En mis novelas sobre los primeros viajes de los europeos al Amazonas, cuento cómo comenzó la depredación de la selva. Esa depredación no se dio cuando la selva sólo estaba poblada por los indígenas, que establecían otro tipo de pactos con ella, con la necesidad no sólo de beneficiarse de ella, sino de protegerla. Mientras que la cultura occidental, tan asombrosamente capaz de crear cosas y de transformar el mundo, no ha podido descubrir cómo defender el mundo y proteger su equilibrio.

“Es imposible que la literatura no responda a los desafíos de la actualidad, porque la literatura se hace con el lenguaje, y el lenguaje es la sensibilidad de una cultura, el instrumento que mantiene la cohesión de las sociedades y el que siente permanentemente las metamorfosis de la historia”.

PLAYBOY: En tus distintas facetas como creador veo una constante reflexión en torno a la naturaleza. ¿Alguna historia personal te lleva a vincularte tanto con lo natural?

OSPINA: No, yo siento que ha sido una conciencia creciente y gradual, pero tal vez no sea un fenómeno personal, creo que la humanidad está cada vez más preocupada por la naturaleza. El arte siempre se nutrió de la naturaleza. Hay algunos autores que para mí han sido muy importantes porque tienen una sensibilidad más aguda sobre lo que estamos haciendo con el mundo. Uno de ellos es el poeta [Friedrich] Hölderlin. Fue a través de su lectura durante muchos años como yo sentí que había un desafío muy grande en nuestra época: o nuestra civilización encuentra pronto una manera de reconciliarse con el mundo, de proteger el equilibrio natural, y descubre cómo frenar esta depredación terrible que nos está convirtiendo en extranjeros en nuestra propia tierra; o no habrá nada qué hacer. Por eso no he dejado de sentir desde hace mucho tiempo que la literatura tiene deberes muy profundos con la época.

PLAYBOY: Es significativo que elijas dos épocas muy interesadas en el mundo natural, sean los descubrimientos botánicos y exploraciones del siglo XVI o la resacralización poética del mundo natural en el romanticismo.

OSPINA: Sí. El siglo XVI fue para nosotros el hallazgo de un mundo, pero los comienzos del siglo XIX fueron el descubrimiento de ese mundo. En el mundo americano curiosamente vienen primero las conquistas y después los descubrimientos. Por ejemplo, el viaje del barón de Humboldt fue el momento en que la ilustración y el romanticismo descubrieron América y la naturaleza desde la perspectiva contemporánea. Eso marcó el comienzo de la independencia americana. Los países que Humboldt visitó fueron los que más poderosamente se comprometieron con la tarea de la Independencia, que rompió con España para unirse a Europa buscando la modernidad.

PLAYBOY: Participas políticamente en Colombia opinando de la situación actual del país desde el periodismo. ¿Qué opinas de los intelectuales que prefieren concentrarse únicamente en el arte sin tocar lo político?

OSPINA: Me parecen muy afortunados. Yo creo que quien se sienta capaz de vivir en el mundo sin tener que opinar sobre la actualidad y los desafíos inmediatos, a lo mejor tendrá la oportunidad de hacer obras creadoras más serenas y profundas. Yo siento que no hay nadie que no esté comprometido con su época. Algunos lo están de una manera más epidérmica, otros lo están de manera más profunda. Es imposible que la literatura no responda a los desafíos de la actualidad, porque la literatura se hace con el lenguaje, y el lenguaje es la sensibilidad de una cultura, el instrumento que mantiene la cohesión de las sociedades y el que siente permanentemente las metamorfosis de la historia. De manera que todo escritor, aun el más egoísta, el más independiente, el más encerrado, trabaja con un instrumento colectivo. Verlaine, el poeta menos interesado en tener un mensaje social, ayudó a los poetas latinoamericanos del siglo XIX a encontrar libertad, sensualidad, pasión, delicadeza, caprichos, derechos, musicalidad; y con esa transformación de la lengua comenzó la de América Latina. Borges dijo que los poetas modernistas eran los verdaderos libertadores del continente. ¿Así que de cuántas maneras distintas la literatura, sin proponérselo, no tiene efectos sociales?

PLAYBOY: Hablas de una revolución nacida desde el mundo del arte, la cultura y las ideas. ¿Qué te dice el término “revolución” en la actualidad globalizada, de comunidades digitales y redes sociales?

OSPINA: Yo creo que en el mundo está a punto de ocurrir una gran revolución. A lo mejor ya comenzó. Es una revolución en que el arte tendrá un papel fundamental porque ya no se trata de una pequeña lucha política. Ahora hay grandes poderes planetarios empeñados en negarle a la humanidad su morada. Su labor es destruir de manera creciente y eficaz el agua, el equilibrio térmico y biológico. Son los poderes de las grandes multinacionales dedicadas al saqueo del mundo en una producción irreflexiva de bienes que producen basura a borbotones. La humanidad nunca produjo basura antes de la era industrial; sus desechos se reciclaban inmediatamente. La Revolución Industrial nos puso por primera vez en contacto con sustancias que no vuelven al ciclo de la naturaleza y luego de dos siglos y un crecimiento desenfrenado de población, tenemos un planeta al borde del colapso. Una situación así ya no tiene respuestas meramente económicas ni políticas. Los viejos partidos políticos no tienen las herramientas suficientes para confrontar una época como ésta, porque no es un problema del poder, sino de la conducta. Todos participamos de esas fuerzas depredadoras. La única respuesta posible va a ser la sensibilidad, la imaginación y la reacción personal, para lo cual el arte es fundamental. Será una revolución llena de contenidos estéticos, muy posiblemente llena de contenidos religiosos, y muy cargada de una filosofía nueva. No sabemos qué manifestaciones tendrá, pero estoy seguro de que en el alma de las nuevas generaciones, a pesar de la fascinación de las maquinitas, hay un hastío y un temor de que toda esta civilización espléndida es también muy insensible con el mundo, suicida, y que hay que reaccionar rápidamente para que algo menos consumista, más lleno de sensorialidad, y si se quiere de sensualidad, lo reemplace.

PLAYBOY: En tus artículos, expones un punto de vista pacifista sobre Colombia y apelas al perdón social entre los distintos actores de su problemática. Esto me dice que aún crees en el corazón humano.

OSPINA: Sí, yo siento que si algo puede salvar al mundo es la fraternidad, el afecto, la cordialidad, la sensualidad. Siempre he sentido que, de todas las creaciones humanas, la única que no ha traicionado nunca a la humanidad es el arte. El arte siempre ha estado allí para ayudarnos a sentir al mundo, entenderlo, disfrutarlo; hay una fascinación alentadora del arte por la naturaleza. Además, casi nadie ha logrado instrumentalizar el arte en contra de la humanidad. Siempre ha habido una gran libertad de acceso, cada quien puede acceder a las obras de arte e interpretarlas a su manera. Nadie puede decir que el crítico de arte sepa más de una obra que el portero del museo que la vigila. Y es posible que en la obra de arte haya algo que nunca verá el crítico y que sí podrá ver el portero. Y es posible que aunque millones de personas han visto una obra, todavía no haya llegado la persona que la va a descifrar. Eso es maravilloso, revela no sólo los misterios de la historia y del mundo, sino que en cada ser humano hay un potencial maravilloso de hallazgos, de descubrimientos y de revelaciones. Vivimos en una democracia tan imperfecta que se requerirán muchas aventuras para convertirla en un instrumento verdadero de convivencia y de protección del mundo.

PLAYBOY: Walt Whitman era llamado “el poeta de la democracia”. Los griegos tenían su democracia. Cada época genera su idea y su vivencia de la misma. Tú apelas constantemente a ella como una solución. ¿Qué es la democracia para ti?

OSPINA: A mí me gusta mucho la idea de democracia que tiene Walt Whitman. Él no piensa solamente en el “poder de las mayorías”, que era la definición que daba Abraham Lincoln. Está bien que las mayorías decidan o no si quieren una central atómica en su barrio. Pero si alguien está enfermo, es mejor que no sea la mayoría de sus parientes quienes decidan si lo operan de aquí o de allá. Mejor que lo decida alguien que sepa del tema. La democracia es muy importante para definir los temas de convivencia social, pero también es un modelo que ha ido perdiendo sentido en la medida en que hay tantas maneras de manipular electorados y de imponer voluntades secretas a la voluntad en común. Yo miro con mucha desconfianza los modelos electorales en que los grandes capitales pueden decidir a quién se elige porque pueden influir en la publicidad. Ahí la democracia corre el riesgo de ser lo que dijo Borges: “ese curioso abuso de la estadística”. Lo que más me gusta de la definición de Whitman de la democracia es que no la ve solamente como un problema de mayorías y minorías, sino del respeto de la dignidad fundamental de cada ser humano. La idea de que una democracia no se mide por cómo viven los que viven bien en ella; una verdadera democracia se mide por cómo vive el último de los hijos de una república, en la dignidad del más desprotegido. Si una democracia tiene miles de personas abandonadas en la ignorancia, en la insalubridad, el hambre o la pobreza, no es sólo una democracia insensible e irresponsable, sino que podría ser una democracia suicida. La democracia incluye la sensibilidad, el afecto, el respeto, el amor. Lo que perjudica tanto a nuestros países es la falta de amor que los gobernantes tienen por el territorio y por la gente que lo habita.

PLAYBOY: “Aquí no nos dan realidades, aquí se especializaron en darnos cifras.” ¿Te das cuenta de que este fragmento de tu Oración por la Paz es perfectamente aplicable a la realidad mexicana y de otros países latinoamericanos?

OSPINA: Sí, porque los gobiernos en estos tiempos manejan estadísticas. Pueden ser instrumentos útiles para comprender ciertas cosas, pero si se les concede más importancia de la que tienen, las estadísticas pueden terminar por afectar seriamente la manera como las sociedades se organizan. Siempre recuerdo una frase de Chesterton: “a mí no me pueden decir que diez mil terribles desapariciones del universo físico pueden ser descritas solamente como la mortalidad de un distrito”. Si uno no tiene la sensibilidad para ver en los hechos la complejidad de éstos y los reduce a cifras, todo en el mundo puede volverse insignificancia. Una democracia puramente cuantitativa es una democracia ciega a lo más importante en el mundo: las cualidades y las diferencias, en las que el arte siempre se fija.

Unknown

“Todos participamos de esas fuerzas depredadoras. La única respuesta posible va a ser la sensibilidad, la imaginación y la reacción personal, para lo cual el arte es fundamental. Será una revolución llena de contenidos estéticos, muy posiblemente llena de contenidos religiosos, y muy cargada de una filosofía nueva”.

Te recomendamos
Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2024
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER 2024.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
¿QUÉ TEMA TE INTERESA?