Lo que no sabes del barrio rojo de Ámsterdam
El barrio rojo de Ámsterdam es mundialmente conocido y un punto obligado para todos los turistas que quieren ver con sus propios ojos las razones por las que se ha vuelto legendario.
Este barrio es de los más visitados de Europa y su leyenda es conocida en todo en el mundo, sin embargo, como todo lugar de una gran capital, detrás de sus espectaculares vitrinas y sus paredes de ladrillos de esconden muchos secretos. Sin embargo, gracias al genial trabajo del periodista Toby Sterling, el lado oscuro de este iconico lugar ya visto la luz. Así, sin más, esto es lo que probablemente no sabes del barrio rojo de la capital holandesa.
– La historia del barrio se remonta al siglo XVI, cuando la prostitución en la ciudad tuvo un auge gracias a la llegada de marinos que provenían de distintas partes del mundo y que llegaban en grandes cantidades al puerto.
– Desde la época de las guerras napoléonicas y debido a la gran cantidad de soldados que cruzaban por la ciudad, las autoridades de ese tiempo, en lugar de condenar el oficio, comenzaron a obligar a las prostitutas a realizarse exámenes para verificar que no tuvieran alguna enfermedad venérea.
– Aunque antes era tolerado, fue hasta el año 2000 que la prostitución se hizo legal en Holanda, teniendo como requisito que las personas que lo practican tengan más de 21 años y por supuesto, que lo hagan por su propia voluntad, pues el objetivo de la ley era evitar la trata de personas y el abuso sexual, de tal suerte que la zona es vigilada por la policía y trabajadores sociales.
– La mayoría de las mujeres que trabajan en las vitrinas provienen del Este de Europa, es decir de países como Rumania, Rusia, Bulgaria, República Checa y la zona de los Balcanes.
– Desde tiempos remotos, entre las prostitutas hay una regla no escrita que les prohíbe usar perfume para evitar que sus clientes sean descubiertos por sus esposas.
– Es el único barrio rojo o zona de tolerancia en el mundo que cuenta con una guardería entre los burdeles, para que los clientes puedan encargar a sus hijos mientras contratan los servicios de alguna sexo servidora.
– En promedio, las mujeres del barrio rojo de Ámsterdam trabajan o permanecen en sus vitrinas entre 8 y 11 horas, seis días a la semana para obtener alrededor de 150 a 370 dólares por día, pues además de los 200 promedio que cuesta la renta diaria de la vitrina, al ser un trabajo legal se deben pagar impuestos.
– Muchas de las prostitutas se dan el lujo de elegir a los clientes, es decir, que solo le abren la puerta a quienes les parezcan adecuados
