CHIVITO EXPIATORIO
En un ambiente relajado y seductor por sus abundantes porciones, olvida la mesura y déjate conquistar por esta propuesta de cocina uruguaya y argentina de barrio.
POR ADÁN MEDELLÍN @ADAN_MEDELLIN FOTOGRAFÍAS DE ROMÁN GÓMEZ @PLAYADURA
Las identidades también se construyen con sabrosas casualidades. Es el caso del chivito, el plato de la cocina uruguaya por excelencia. Así lo cuenta Fernando Nielli, montevideano, amante del futbol y socio fundador de La chivitería, un restaurante que realiza un seductor tándem entre la gastronomía uruguasha y argentina con un toquecito mexicano.
“El chivito nació en Punta del Este, un balneario que es como el Cancún uruguayo. Dice la leyenda que una señora extranjera llegó en la noche al restaurante de un italiano. Venía del norte, con mucha hambre y le pidió un chivito, pensando que estaba pidiendo cabrito. Y este señor, muy creativo, armó algo con lo que tenía: carne, pan, jamón, mozzarella, jitomate, lechuga y mayonesa. Así nació el chivito uruguayo, esa mezcla de desesperación, de culturas y necesidades.”
¿Cómo explicarle al paladar mexicano este delicioso plato icónico de la República Oriental del Uruguay, el único que no comparten con la cocina argentina? “El alma se me estruja. Digamos que es como una torta cubana, pero con mejores ingredientes”, dice
Fernando riendo y usando expresiones chilangas durante toda la charla.
Uruguasho chilango
Fernando llegó con su mujer a suelo mexicano en 2002, tras una crisis económica en Uruguay. “La gente se iba a Estados Unidos o a Europa, pero yo tenía un amigo, profesor mío de fotografía, que me mostraba imágenes de México. Me gustó la diversidad de sus colores, de sus sabores, de sus comidas, y dije ¿por qué no? Y ahora ya son 15 años, 20 kilos de más y dos hijos mexicanos”.
Dedicado a la publicidad toda su vida, Fernando cambió las campañas por los menús. “Los uruguayos y los argentinos siempre decimos que vamos a montar un restaurante. Puede ser por necesidad económica y empiezas haciendo empanadas en tu casa y un día, con trabajo duro, suerte y esfuerzo tienes diez restaurantes; o, por la misma necesidad pero también por una pendejada y el alcohol, lo haces. Invité en un asado a un par de amigos argentinos a ver el futbol. Nos tomamos unas copas de más y salió la idea. Pero por primera vez, esa cerveza se convirtió en un grupo de whatsapp y en dos meses encontramos el local”.
Un año y medio después, La Chivitería se ha convertido en ese punto de descubrimiento que permite dialogar con la comida argentina de influencia europea: deliciosas pizzas al horno (imperdibles), empanadas, choripanes, ensaladas, milanesas y cortes (arracheras, churrascos y bifes de lomo), pero sobre todo aventurarte a saborear el corazón creativo de la culinaria uruguaya en sus dos pre- sentaciones: chivito al pan o al plato.
En un banquete digno de Pantagruel, debes probar la gula para dos, un chivito al plato elaborado con 300 gramos de carne gratinado con mozzarella, jamón, toci- no, pimiento morrón, aceitunas verdes y dos huevos fritos; con papas a la francesa, ensalada mixta y ensalada rusa como guarnición. ¿O qué tal otro hit como la milanesa napolitana con jamón, queso, jitomate y orégano? Puedes acompañarlo con refresco, cerveza o un vino nacional y concluir la experiencia con un dulce alfajor argentino de maicena.
La Chivitería es un sitio auténtico, de excelente sazón y porciones vastas que te recordarán algo del barroco que forma las mezclas gastronómicas de nuestra América. Y si en el camino tienes la oportunidad de encontrarte con Fernando, verás esa mezcla de amabilidad, pasión y melancolía uruguaya, sobre todo cuando le preguntes por su equipo favorito en México y te diga que, recordando los colores del Nacional de sus amores, le va al Cruz Azul.
