Saúl Hernández presenta este sábado su segundo disco como solista, Mortal. Platicamos con él acerca de superhéroes, paternidad e influencias musicales.

-Conste que te lo digo como alguien que escucha tu música y no como periodista. A mí, Remando no me gustó nada. ¿Cómo es que algo tan acústico se volvió tan ruidoso en Mortal?

-Porque Mortal es la conclusión de Remando. En Remando me encontré en un territorio íntimo y así lo reflejé. Lo platicaba con Don Was (productor), me acuerdo, que el primer impulso para reconocer ese territorio solista era manteniendo un diálogo conmigo mismo, ¿para qué lo estás haciendo? ¿adónde quieres llegar? Y así, concluí que Remando fue esa atmósfera que me ayudó a llegar a Mortal. Sin Remando, Mortal no existiría. Cuando hice conciertos para la gira de Remando, empecé a meter más canciones, a tomar el escenario como un territorio de experimentación, donde reconocí mis propias canciones y les di la vuelta. Cuando concluyó la gira, sabía que tenía que cerrar el ciclo con otro disco. Retomé dos canciones, que son las actuales Sangre y Por un beso y también Kalimán, que originalmente fue un bonus track de 45 (disco de Jaguares), grabado sólo con voz y guitarra acústica. Pero en esa experimentación, Kalimán se volvió Kalimán con todo su poder.

-A propósito de Kalimán…

-Tampoco te gustó (risas).

-De hecho, es una de las que más me gusta. Al parecer, los músicos que te acompañan son mucho más jóvenes que tú, no lo sé porque no he visto fotografías.

-Sí, lo son, más jóvenes (risas).

-¿Eso refrescó tu sonido?

-¡Totalmente! En esa etapa que te cuento, estuve buscando dialogar con otros músicos. Marco (Rentería, bajista) me ayudó mucho con esto. Me mostró músicos de jazz. Vi cómo tocaban, cómo se desarrollaban… para mí fue como ir a la escuela. De ahí vienen Los Imposibles: Bernardo Ron (guitarra), de Agua Mala, con Fernando Toussaint. Gustavo (Nandayapa, baterista) también tiene muchos proyectos de jazz y Marco, igualmente ha estado involucrado en muchas cosas. Todos son más jóvenes que yo; pero además, nos salimos de nuestro lugar de confort. El resultado sónico de Kalimán me sorprendió mucho, salió un coro dolido y muy enojado.

-¿Tú haces el requinto?

-Sí y de alguna manera es una canción muy triste, ¿cómo cambias a mil políticos por Kalimán?

-Utilizar al héroe pareció una visión romántica. Los más jóvenes, fans de los X-Men, ni siquiera tienen idea de quién es Kalimán. Ni siquiera muchos de quienes escucharon el Solín, de Maldita Vecindad, lo saben.

-Ahora lo sabrán, tiene que ver con mi pasión por la cultura popular. Kalimán estuvo mucho tiempo en la radio, en todas las esquinas de México en los puestos de revistas. Y de una forma u otra, todos somos Kalimán. Esta canción es un grito de desesperación.

Por mis letras me conoceréis

-¿Algo de lo que hay en este disco se pudo convertir en una canción de Caifanes?

-No creo, porque no pensé en Caifanes cuando las compuse, pero Sabo toca en Te levantaste. Eso puede remitirnos a un sonido ‘Caifanesco’ (risas). Pero el resto del disco no está enfocado en esa dirección. No tiene relación con el camino que seguimos en Caifanes, aunque se trata de caminos paralelos que se complementan.

–Cuéntame tu vida, Acuérdate que las ratas no tienen alas, Te levantaste. Sueles escribir en segunda persona, ¿a quién le hablas?

-Hay una imagen siempre, esa soledad que está arraigada en mi alma. Es una necesidad de platicar con “equis”. Y en ese equis entra todo mundo, entras tú y entro yo, porque uno se refleja en sus letras. Siempre se trata de una plática, como ésta que tenemos ahora.

-Hablaste de salir como músico de tu zona de confort, ¿y como escucha? ¿también buscas bandas nuevas?

-Aunque la música nunca te limita, tienes razón, si estás escuchando siempre lo mismo inconscientemente caes en lo mismo. Pero es distinto si escuchas a Interpol, por ejemplo, que me gusta mucho, a Kings of Leon, a Black Keys… entre más me trato de acordar de nombres menos me vienen a la mente. Siempre hay formas de encontrar herramientas nuevas de creación. Y me gusta también lo mexicano, como Pasatono, de Oaxaca. No son los Yeah Yeah Yeahs, sino algo mucho más poderoso, más a lo Ministry (risas), así de poderoso. Con sus percusiones crean otro universo. Me gustan porque abordan la música mexicana de una forma mucho más contemporánea. Y también la Sonora Santanera, ve a una prueba de sonido suya, ¡y parecen Metallica! ¡Se te van los pelos pa’ atrás!

 Hija de jaguar, pintita

-Es algo muy personal, pero no me gusta la forma de cantar de artistas como Carla Morrison, por eso tengo que reconocer que me agradó mucho el tema que canta Zoey, tu hija, porque lo hace con mucha presencia. ¿Cómo es que te decides a dejarla entrar a este océano de la música, lleno de tiburones?

-Sí, sí… ella entra poco a poco a la canción, está como acechando hasta que le salta encima. A Zoey le gusta mucho cantar, toma clases, ha participado en musicales en la escuela; en fin, su desarrollo ha sido muy natural y por decisión propia. Ella me hizo un comentario, que esta canción (Entre tú y yo) era muy distinta a lo que compongo normalmente y estuve de acuerdo. Entonces la invité, le dije cántale tú. No hubo mucha producción, en una hora y media ya estaba montada en el estudio (risas).

-Se ha dicho que tu problema con la garganta derivó de que fueras un cantante lírico, ¿te interesa que el acercamiento de tu hija con el canto sea más formal?

Claro. Aprender es hermoso. Mi problema no fue por ser lírico, es otra historia. Pero me da gusto que ella tome en serio sus clases, que adore a su maestra y nunca falte. Juli (su mujer) y yo lo hemos platicado, aunque Zoey apenas tiene 14 años, no sabemos si se dedicará a esto.

-Para terminar. A raíz de la muerte de Gustavo Cerati, ¿qué recuerdo guardas de la grabación de La bestia humana?

Un gran momento. No había Internet, así que él fue al estudio. Cachorro (productor del primero disco de Caifanes) nos dijo, “está Soda en México, ustedes ya los conocen, ¿por qué no que Gustavo venga y grabe algo?”. Esa colaboración confirmó nuestra amistad. Aunque le escogimos la canción, le quedaba bien por la furia que proyectaba. A Gustavo le ponías enfrente lo que fuera y hacía algo hermoso.

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Saúl Hernández

Sábado 29 de noviembre

El Plaza Condesa

20:00 hrs.