POR ARTURO J. FLORES

FOTOS DE SORAYA VILLANUEVA

El Paso, Texas. Si Celia Cruz sostiene que la vida es un carnaval y las penas se van bailando, habría que decir que en pleno Siglo XXI nuestra existencia es un festival y las nenas también aparecen bailando.

Pensamientos como estos son los que te caen encima cuando lo hace también un sol que no ofrece tregua alguna. Cuando el teléfono te recuerda que estamos a 27 grados centígrados y contando y que te sientes deshidratar sin remedio.

Pero algo hay que agradecerle a este clima infernal. Y es que a las bellas asistentes a la edición 2017 del Neon Desert Music Festival la ropa parece quemarles más que los rayos ultravioleta. De los hoteles cercanos a las calles donde se han montado los escenarios salen en desbandada los jóvenes. Ellas, como amazonas modernas, armadas sólo de un brasier y unos shorts de mezclilla. Ellos, con el torso desnudo y una lata en la mano. Envalentonados todos por el alcohol.

A medida que va cayendo la tarde, y comienza a sonar con más fuerza la música electrónica, el dubstep, el hip hop, el reggaetón y las pinceladas de rock indie, igualmente el hormiguero de esta pasarela urbana se mueve con más intensidad. Ahí están las chicas tumbadas en el pasto, allá van corriendo hacia donde les colocan uñas psicodélicas o tatuajes removibles, a buscar un coctel como el náufrago que se arrastra hacia un oasis. O una hamburguesa que mitigue el hambre que causa tanto baile y tanto brinco. J. Balvin, Foster the People, Mon Laferte, Migos, Mija, Nelly… el menú artístico es tan amplio como inquietas son las hormonas de los asistentes.

Cerca de la una de la madrugada aún sigue en llamas El Paso. La ciudad texana vibra al ritmo de la música y los habitantes de esta ciudad imaginaria que es el Neon Desert se contonean semidesnudos, algunos borrachos de alcohol o otros sólo de fiesta. Y a uno no le queda sino acogerse a la vieja frase: “a donde fueres, haz lo que vieres”. ¡Y nosotros te trajimos una galería para que el año pasado no faltes!

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