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Caifanes, mátenlos porque me muero

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
¿Cómo ver a los Caifanes después de tantos momentos entrañables y ahora después de tanta repetición? La polémica está candente… […]
Caifanes, mátenlos porque me muero

¿Cómo ver a los Caifanes después de tantos momentos entrañables y ahora después de tanta repetición? La polémica está candente…

Por Arturo J. Flores (@arthuralangore)

En estos días cuando se anunció que Caifanes ofrecería un concierto en el Auditorio Nacional, una joven colega escribió en Facebook: “¿Ya chole, no? Si al menos presentaran un nuevo disco o aunque sea un nuevo tema… Pero ya aburre que están hasta en la sopa. Yo creo que lo mejor sería que desaparecieran otra vez unos cuantos años para que sus fans los extrañen.”

Sentí el impulso de responderle. De defender a capa y espada a una de mis bandas favoritas, de las pocas que conozco a la perfección (porque no hay letra de Caifanes que no pueda cantar de memoria, aun a pesar de no escucharlas durante un largo tiempo), de aquellas que han musicalizado diferentes etapas de mi vida, por las que siempre desenvaino la espada cuando un extraño osa profanar con su planta su suelo. Porque aunque apátrida me considero respecto a la tierra que piso, antes me asumo ciudadano del mundo, mi verdadera nación está representada por las bandas que me formaron. En ese sentido soy Caifán de nacimiento, Nirvano por adopción y constantemente le pongo sellos nuevos a mi pasaporte.

La cosa es que no pude responderle a esa joven reportera que se atrevió a increpar a Saúl, Alfonso, Sabo y Diego su falta de originalidad.

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¿Cómo hacerlo si tiene razón? ¿Cómo, si en el fondo de mi corazón y un poco más arriba, estoy de acuerdo con ella?

Aún vive en mi memoria aquel remoto 9 de abril en el que 70mil –según recuerdo que se dijo– paisanos de mi pasión Caifanesca nos arrejuntamos apretaditos al final de una larga jornada de Vive Latino para atestiguar la firma de un tratado de paz que se antojaba tan imposible como un abrazo entre la desaparecida URSS y Estados Unidos.

No se me olvida el cosquilleo en el estómago, el infame dolor en los pies por culpa de las horas que estuve de pie, las lágrimas de quinceañero recién cortado por su primera novia cuando Diego Herrera se apersonó en el escenario y comenzó a tocar la fúnebre introducción a “Será por eso”. Al momento en que el resto de la banda aún con Alejandro Marcovich en la guitarra se le unió, supimos que no había marcha atrás: Caifanes se había levantado de su tumba y como Lázaro, anduvo entre nosotros.

No me da vergüenza reconocer que lloré. La verdad es que hubo demasiada carga emotiva aquella noche. Rondaba la idea de que sería la Última Vez.

De ahí en adelante se nos vino encima una avalancha de “últimas veces”, Auditorios, Palacios, Ferias y Festivales de Radio hasta que, cuatro años después de aquella noche remota en la que re motos unos, re borrachos otros, volvimos en el tiempo; hoy –como sostuvo mi amiga– en las fondas se sirve sopa de fideos, de lentejas y de Caifanes.

Uno viaja y el otro se busca

¿Qué pasó entonces? ¿Es verdad que a los fans no hay quien nos dé gusto? ¿No insistimos por ese reencuentro como Bart y Lisa cuando quieren que sus papás los lleven a Monte Splash? ¿ Por qué ahora ya nos dio flojera verlos? ¿Cómo se bajó Caifanes del altar de veladoras en el que los pusimos antes de olvidarlos para volverse parte del paisaje?

El año pasado todavía los fui a ver al Palacio de los Deportes. Y confieso, Padre, que he pecado. Bostecé cuando tocaban “La célula que explota”.

¿Qué queremos entonces? ¿Que graben una nueva canción?

Desconozco por qué no lo han hecho y sé que se han aventurado algunas hipótesis.

Lo que sí ha sucedido, es que tanto Saúl como Alejandro –que ya no forma parte del grupo– han lanzado ya una canción como solistas. “El Viaje”, se titula la del argentino, en la que colabora Meme del Real. “Me buscaré” se llama el primer sencillo del Chato. Más allá de la coincidencia simbólica en los nombres de ambas canciones, quiero hacer patente algo que otros colegas ya señalaron: no me gusta cómo canta Alejandro ni cómo toca la guitarra Saúl.

Volviendo a las hipótesis, hay quienes señalan que si los Caifanes no ha grabado algo nuevo, o grabarán, es porque sus integrantes temen no alcanzar el nivel de calidad que presume el resto de su trayectoria. Son muchos años de no componer juntos y es posible que hayan perdido la condición.

Los entiendo. Me aterra la idea de que Caifanes componga la primera canción de su carrera que yo no me sepa y que no me quiera aprender.

Recuerdo aquella noche del Vive Latino, antes de que Caifanes saliera al escenario. Mi amigo Iván comenzó a gritar, en son de broma: “¡ya de perdis que salgan los Jaguares!”.

Como que a mí ya se me está antojando un reencuentro con el ahora guitarrista de Cristian Castro, César “El Vampiro” López.

De todos modos puede que vaya al Auditorio el 1º de noviembre. Lo siento, amiga. Ya lo dijo Juan Gabriel: es más fuerte la costumbre que el amor.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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