2×1: Ilusiones y gambetas

El fútbol es un deporte que moviliza a millones de personas en el mundo. Si nosotros como mexicanos creemos que vivimos su pasión encontrarse de pronto escuchando a un par de uruguayos hablando sobre el Peñarol nos hará preguntarnos si en verdad somos hinchas entregados. Esto se agrava si uno se topa con un argentino que recuerda su campeonato mundial conseguido durante la dictadura. Nosotros los mexicanos creemos que balompié y política son antagónicos. No es de extrañar que orientales (es decir, de la banda oriental del rio Uruguay) y argentos sean dos de los que más han escrito sobre él, desde Jorge Valdano y su desaparecida columna en El País, hasta Dante Panzeri y Eduardo Galeano. De su libro “Fútbol a sol, y sombra”, extraemos la siguiente cita.

 

“…Para los nazis, el fútbol era una cuestión de Estado. Un monumento recuerda, en Ucrania, a los jugadores del Dínamo de Kiev de 1942. En plena ocupación alemana, ellos cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Les habían advertido: Si ganan mueren. Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos. Los once fueron fusilados con las camisetas puestas, en lo alto de un barranco, cuando terminó el partido.”

A la fecha no existe La película del fútbol. Ni siquiera Gol, con todo y su gran presupuesto y la aparición de estrellas del momento pudo acercarse a mostrar todo lo que implica el “juego del hombre”. Por eso no me parece extraño que alguien tomara como punto de partida el fútbol y lo aterrizara en la participación de México como selección en varios encuentros mundiales. 

 

Olallo Rubio, otrora reconocido e icónico locutor de radio, luego de abandonar su carrera decidió meterse en camisa de once varas y comenzar a dirigir. Su primer documental, “¿Y tú, cuánto cuestas?” Fue un acercamiento bastante logrado al cine, luego vino la propuesta crack up que resultó en crash, “This Is Not a Movie” para rematar con otro documental “Gimme the Power” en el que intentó entrelazar dos historias que nunca acabaron por engarzarse. Además, el exceso de ego (las tomas en donde el director sale de espaldas o a foco sin haber razón) hacían trompicar la historia.

 

Es con “Ilusión nacional” donde Rubio muestra su trabajo más acabado, echando mano de imágenes de stock para ir contando de manera cronológica las mil y un desventuras de la Selección Mexicana de Fútbol. Puntal, con algunos detalles de color el director y narrador del film nos va contando como las participaciones mundialistas han sido siempre desastrosas al grado de ostentar records de vergüenza: el primer gol recibido en un mundial, la primer goliza y claro, la suspensión por dos de cualquier actividad de la FIFA por el recordado caso de los “cachirules” en el 90.

 

 

El equipo de Olallo Rubio y él se las arreglaron para rescatar imágenes que de otra manera se verían muy dañadas. Gracias a esto logran ilustrar con pericia una historia que nos recuerda ilusiones rotas pero también momentos de triunfo. Sin embargo el documental tiene dos fallos. El primero es el más visible, la reiteración. En un momento dado la trama podría tener una elipsis y terminar con veinte minutos menos, dejándonos así con un buen sabor de boca.

 

El otro es que se nota que el guionista y director no sabe de fútbol, y tal vez por eso el documental no va más allá de la puntualización histórica correcta. Incluso en alguna entrevista él mismo lo reiteró, por nacer en la frontera norte sus gustos deportivos fueron siempre hacia el beisbol o el fútbol americano. Si bien compara a México con Brasil o Argentina, nunca hace referencia a los momentos históricos y sociales que llevaron a estos dos países a ser campeones del mundo. Esta vez temeroso, las referencias políticas y sociales son pocas. Don fútbol seguirá esperando a alguien que quiera contar su épica.