Un mexicano cruzó el océano Atlántico remando
Calderones, delfines, un tiburón martillo, tortugas y otras bellezas vio Abraham Levy en su trayecto. Realizó una expedición de cinco meses, de los cuales 106 días le costó remar 9mil kilómetros para llegar a Cancún, en México, desde Huelva, en España. Se llama Abraham Levy, es procedente de Colima y tiene 34 años de edad. Es un explorador que emprendió el desafío de cruzar a remo el océano Atlántico.
Por: Elizabeth Santana @ElixMorgana
El viaje se hizo en “Cascarita”, un bote de remo transoceánico diseñado específicamente para esta travesía, equipado con un sistema de navegación de última generación con pantalla touch scream (Garmin GPSMap 720), y herramientas manuales: un sextante, un compás, un reloj, una carta náutica y un timón manual. “La primera y máxima tarea para la supervivencia es: Espera lo mejor, prepárate para lo peor”, dijo Abraham.
MARINERO SIN ESPINACAS
Para él, un día “convencional” en esta aventura fue: “Remar antes de que saliera el sol, comer, y hacer una rutina de calentamiento”; que en realidad se traduce a tres ciclos de remo de una hora alternando con colaciones de alimento. Malteadas, frutas secas, nueces, barritas, y comida liofilizada (huevos, avena, leche), que conformaron la dieta en la que fue asesorado previamente por la experta en nutrición deportiva, Celia Peniche.
Cascarita llevó también una reserva de 150 litros de agua potable distribuida en bolsas de 10 litros. Sin embargo, Abraham utilizó un desalinizador (que funcionó con energía eléctrica obtenida a través de celdas solares con 6 baterías de polímero de litio) para ir compensando la reserva.
¡FORRADO!
La ropa que llevó puesta Abraham sí marcó una diferencia, estuvo expuesto al sol pero también al frío, y lo más importante es considerar que hizo entre 12 mil y 16 mil remadas por día, y “un roce muy ligero puede representar hasta el hecho de tener que cocerte la piel”. Por lo que utilizó ropa hecha de fibra de polipropileno como una primera capa, después una especie de lycra, posteriormente Polartec y encima membrana Gore-Tex (con una especie de latex especial para que no entre el agua al remar).
SIN GUARDIANAS DE LA BAHÍA
Además de la balsa de rescate Abraham estuvo amparado con el protocolo internacional SOLAS (Safety of Life At Sea), que exige entre otras muchas cosas, que la embarcación lleve luces de véngala. Así como un botiquín con vendas para proteger sus muñecas y un spray para cortadas, que dijo, son comunes.
UN GEEK QUE SE FUE A LA MAR
Abraham llevó consigo tablet, smartphone, y un reproductor mp3 que dijo “es el aparato más ecléctico del universo. Trae desde a Los Tigres del Norte hasta la Novena Sinfonía de Beethoven”. También llevó un lector de libros con alrededor de mil 200 títulos, los cuales ni recuerda.
EL BACKGROUND DEUN VIAJERO
Abraham Levy nació en Colima, pero a los dos años de edad su familia se mudó al D.F., de cualquier forma, ha vivido en varios estados. De chicho fue asiduo practicante de natación, y a los 16 años comenzó con deportes de montaña. También le gusta practicar kayak. Y cuenta en su trayecto la carrera de administración, la cual hizo en el sistema abierto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aunque no lo dice abiertamente, sabemos que su abuelo fue la inspiración latente para este viaje. Abraham no tiene hijos, y ve complicado encontrar un día a alguien que entienda que necesita estar haciendo este tipo de travesías para ser quien es. Lo cuestioné ante la necesidad de escuchar una voz humana y sentir un abrazo, y aunque reconoció que escuchar voces vía satelital no era lo mismo se concentró en la determinación y voluntad humana, porque sabía que era momentáneo.
“EN EL MAR, LEJOS DE TODO, CERCA DE MÍ:” ABRAHAM LEVY
“En México, la cultura de mar es limitada, algunos lo hacen a motor y muy pocos con vela; o viajan costeando pero no hacen cruces lejanos. Al hablar de gente que haya cruzado el océano los puedes contar con las manos. El éxito es una definición personal, es ser quien yo quiero ser, no lo que nos ponen en las películas. El universo es tan perfecto que en la naturaleza no hay pobreza ni miseria. El cosmos está lleno de posibilidades, todo depende de lo que nos metemos en la cabeza. Y sí, el D.F. es mi campamento base pero intento estar fuera todo el tiempo”, finalizó Abraham Levy para Playboy México.
El fin de este viaje fue generar conciencia sobre la importancia de la conservación del arrecife Mesoamericano MAR (Mesoamerican Reef). Abraham Levy donó parte de los kilómetros patrocinados a The Nature Conservacy (TNC).
NUMERARIA
21 de octubre de 2014 Abraham Levy se embarcó en Huelva, España.
20 días después de embarcarse tocó la isla La Gomera, España.
58 días después tocó la isla de Antigua, en Mar Caribe (2/3 de la expedición).
106 días le costó remar 9mil kilómetros para llegar a Cancún, en México.
5 meses duró en total la expedición.
20 días comió en frió por una falla de su estufa portátil.
6.70 metros de largo por 1.80 de ancho, las dimensiones del bote “Cascarita”.
2 kilos 300 gramos pesó cada remo.
18°C la temperatura promedio con la que viajo.
3 pares de remos llevo cargando la embarcación.
10 a 12 horas, remó por día en promedio.
30 litros de agua al día desalinizó Abraham.
15 litros de agua utilizó en promedio al día en consumo para cocinar y beber.
7 mil calorías por día quemó Abraham aproximadamente.
20 nacionalidades se implicaron en este proyecto.
98 kilos, el peso con que partió Abraham previendo regresar con 70.
