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TENGO MIEDO DE QUE UN DRONE ME MATE

Por: Hiroshi Takahashi 06 Jun 2018
LO QUE COMENZÓ COMO UN EXPERIMENTO CON FINES ARMAMENTISTAS Y QUE TAMBIÉN SON “JUGUETES”, AHORA FORMAN PARTE DEL ARSENAL DEL […]
TENGO MIEDO DE QUE UN DRONE ME MATE

LO QUE COMENZÓ COMO UN EXPERIMENTO CON FINES ARMAMENTISTAS Y QUE TAMBIÉN SON “JUGUETES”, AHORA FORMAN PARTE DEL ARSENAL DEL NARCO Y LAS GUERRILLAS.

Veo volar por la playa un Inspire 1, el drone más sofisticado de DJI, una tecnología avanzada que puedes conseguir en las tiendas de electrónica o comprar por internet por unos 2 mil dólares. Su dueño lo mete al mar y hace que se pierda en el horizonte, regresa a la playa y avienta arena, vuelve a perderse en el cielo y regresa con fotos, imágenes lejanas que no se consiguen fácilmente como turista con teléfono celular en mano. La gente pregunta y él dice que quiere ser fotógrafo especializado en tomas con drone.

 

TENGO MIEDO DE QUE UN DRONE ME MATE 0

POR: Hiroshi Takahashi @takaink

 

Una nueva profesión, me entero, que puede dar muchos dividendos a este sujeto de Michigan, según explica a unos viejitos que toman en sol en la Riviera Maya. Tecnología militar que ahora, en realidad, domina una empresa china, al menos es lo que sucede cuando hablamos de juguetes como el que anda presumiendo orgulloso entre los turistas que quieren una foto desde el cielo.

Lo cierto es que esta tecnología continúa avanzando, y no se está pensando precisamente para que los viajeros tomen fotos. En realidad, los avances que han tenido estos dispositivos para matar gente son preocupantes. Al menos así lo consideran las autoridades estadounidenses y rusas (también las mexicanas
deberían tomar en cuenta las tendencias).

Fue a finales del año pasado cuando nos enteramos que en Ucrania estaban probando drones (Sokil) que contaban con una cabeza explosiva y que con su cámara y avanzados sensores se podía utilizar como bomba a distancia, con mucha precisión. Oleksandr Turchynov, uno de los altos militares ucranianos, incluso aparece en un video mostrando su éxito, en Goncharivka. Su logro, si ven el video, se resume en un blanco a distancia en un terreno vacío donde el avión tripulado a distancia se estrella y explota violentamente.

Para los que miramos desde afuera esta tecnología desde hace muchos años, sabíamos que faltaba tiempo para que el valor de estos dispositivos bajara y se utilizaran para algo más que vigilancia a distancia y espionaje entre fronteras. Estados Unidos y Rusia, como es público, usan estos grandes armatostes para lanzar ataques en Siria y zonas donde no quieren arriesgar a sus militares.

Pero la llegada de drones ultrarrápidos, difíciles de detectar y fáciles de armar con tecnologías que se compran en cualquier tienda de electrónica que se respete, ha bajado los costos de los ataques y ha hecho que incluso los narcos y las guerrillas usen estas bombas voladoras militares como herramientas de sus estrategias para causar daño a sus enemigos.

Los rusos, principalmente, han detectado copias caseras de su tecnología en contraataques aéreos. Lo que es lo mismo, han atrapado drones cargados de granadas que copian su tecnología sofisticada y que hasta hace algunos meses era muy costosa. Aviones hechizos con alas de hasta seis metros cargados con bombas caseras y dirigidos hacia sus escondites. La ofensiva se ha vuelto más peligrosa gracias a sus propios drones perdidos en batalla.

Otro dato para preocuparnos, más allá de las guerras. A finales del año pasado, en octubre, fueron detenidos cuatro mexicanos supuestamente ligados a un cártel de las drogas, en posesión de un drone cargado con bombas. Mientras veo al gringo tomando fotos, un temor recorre mi cuerpo. Ahora resulta que dentro de poco, hasta de los drones de juguete nos tendremos que cuidar…

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