Las 22 peores cosas de 50 Sombras de Grey
Nosotros, como todo el mundo, ya vimos 50 Sombras de Grey y como gran parte de ese mundo, la odiamos con cada fibra de nuestro ser.
La verdad es que libro no es bueno, y si nos ponemos muy estrictos, no está ni bien escrito. Su éxito, sin embargo, no es del todo malo; pues por primera vez en muchos años, las mujeres se permitieron fantasear con actos sexuales fuera de lo convencional, pedirles a su parejas probar nuevas cosas e incluso, de acuerdo con un estudio, comenzar a consumir porno por primera vez en su vida. Una vez dicho esto, no hay que olvidar lo terriblemente mala que es la película, y lo anterior no es suficiente para reivindicarla y muchos menos para perdonarla por hacernos perder dos valiosas horas de nuestras muy ajetreadas vidas. Pero, ¿por qué es tan terrible? Te podríamos dar cientos de razones, pero… 22 son suficientes.
1.- No se ve nada. Si vas a hacer una película en la cual una quinta parte son escenas de sexo… al menos muestra algo de sexo.
2.- Las actuaciones. El señor Grey, en teoría dominante y desalmado, se enamora a los 30 segundos de que comienza la película.
3.- A ver, ¿que esto no era de sadomasoquistas? ¿Entonces por qué sólo hay 5 nalgadas en total…?
4.- Personajes sin ningún tipo de relevancia… La cantante Rita Ora (que fue seleccionada para el papel de la hermana de Christian Grey) por ejemplo, sale exactamente 1.3 segundos… ¿Para qué? Ni idea.
5.- El personaje de Ana tiene el carisma de una silla…
6.- No queremos darles spoilers, pero digamos que Ana es nueva en MUCHAS cosas, no sólo en eso de las (5) nalgadas.
7.- Mínimo esta cinta debía evocar las sensaciones de ver porno suave, algo como lo que pasaban en Golden
Choice por las noches, pero no, ni siquiera eso. Aquí el cuerpo humano no es celebrado, se ven pompitas como dos veces y un senos por dos segundos.
8.- Lo anterior nos lleva a este punto: si vas a hacer una película que hable de fetichismo, dolor, excitación y sexo… ¿Cómo es que terminó siendo tan increíblemente ñoña?
9.- Hablando de cosas ñoñas: ¿Por qué demonios Ana no deja de morderse el labio?
10.- El guión. Toda la película está repleta de frases repetitivas y obvias. “¿Tocas el piano?” dice, mientras ve un piano enorme en la casa donde sólo vive él…
11.- El celular de Ana. Es uno de esos que se doblan para contestar… ¿Siguen produciéndolos? ¿Es esto el 98?
12.- La mamá de Ana no va a su graduación, ¿qué clase de mamá hace eso? Ninguna. Otra prueba de la falta de realismo de la cinta.
14.- Christian tiene un cuarto de juegos lleno de látigos, tubos, y demás cosas dolorosas/placenteras… pero nunca usa nada.
15.- El final. Entendemos que quieren sacar 28 945 secuelas, precuelas, versiones musicales y un largo etcétera… pero no pueden terminar la película tan abruptamente… es como si le pusieran pausa.
16.- Que hizo posible este tuit…
17.- Desperdició un buen soundtrack. No hay nada peor que una mala película con un buen soundtrack, pues –pase lo que pase– siempre estarán unidos y nunca podrás disfrutar de una canción sin acordarte del tiempo que perdiste viendo una horrible película.
18.- ¡Que costó 40 millones! Nada explota, los actores son casi desconocidos, casi no gastaron nada en vestuario y el helicóptero sale 10 segundos… y, ¿ya mencionamos que no explota? ¿Dónde están esos millones? ¿Dónde?
19.- Que Christian básicamente es un acosador. Se aparece sin invitación a bares y hasta va a verla a otro estado. Si no se tratase de un millonario apuesto, Ana ya hubiera llamado a la policía.
20.- La incomodidad que provoca ir al cine y saber que estás rodeado de decenas y decenas de mujeres de edad media que llevan años fantaseando con este hombre… en las noches… en sus camas…
21.- Que la secuela es inevitable y que muy probablemente será igual de mala.
22.- Que es un engaño. Se supone que íbamos a ver sexo sexy y rudo, pero al final lo que nos dieron fue otra historia de Cenicienta, donde la verdadera fantasía no está en jugar a amos y esclavos, sino a la chica pobre, simple e inocente de la que se enamora un millonario guapísimo. Ah y por cierto, los millonarios guapos no existen (¿han visto a Donald Trump? ¿Carlos Slim?)
