#HombresNecios: Amor, ¿estoy gorda?

Llega enero y comenzamos a vivir la resaca de las fiestas decembrinas. Champaña, pastas, pavo, ron, whisky, quesos, bacalao, romeritos, vinos, pasteles, postres y todo lo disponible en la mesa nos lo comimos. Pero siempre tenemos la esperanza de que no se note, así que preguntamos “inocentemente” a quien más confianza tenemos, a ustedes:

 

—Amor, ¿me veo gorda?

 

Playboys, paren, no contesten impulsivamente. Si valoran su vida, jamás digan “Sí, algo” porque eso equivale a sacarles el corazón de un tirón. Permitan que suenen los breves acordes de la película Tiburón. Respiren. Disimulen serenidad. Alertas. Cuidado, los estamos poniendo a prueba. Ninguna lo preguntamos inocentemente. Sabemos que estamos en sobrepeso, la báscula y los jeans lo dicen. Pero ésta es una buena oportunidad para ponerlos en ese lugar en que nos encanta verlos arrinconados, hurgando en su cabeza en donde hay un circo de cinco pistas tratando de hallar la respuesta casi correcta y digo casi, porque nunca, nunca, será la indicada.

 

¿Les suena esto?

 

—No mi amor, hoy te ves muy bien.

 

—¿Hoy? ¿O sea que ayer no?

 

—Yo te veo igual

 

—Es que nunca me pones atención, cómo no vas a notar que subí de peso.

 

—Pues un poquito

 

—Dices un poquito porque entonces estoy hecha una cerda ¿verdad?

 

—No, yo te veo bien.

 

—Bien qué. Bien puerca, bien fea. Bien bien. Bien mal. Soy un Botero ¿cierto?

 

—Nena, yo te quiero como sea.

 

—Carajo, no te pregunté si me querías, te pregunté si me veo gorda.

 

 

No importa lo que contesten, siempre terminarán siendo los verdugos. A continuación, les ofrezco algunas respuestas que los harán salir airosos del cuestionamiento de su linda mujercita:

 

—Amor, ¿me veo gorda?

 

Mírala y revísala. No contestes sin siquiera voltear a verla. Cuando respondas utiliza siempre el tono de “estás loca”, úsalo, no lo digas, nosotras no estamos locas.

 

—Mi vida, te ves preciosas como siempre. (Importante decir como siempre)

 

—No amor, para nada. Yo sí, mira como los botones de la camisa parece que van a salir volando. Me siento mal. (Conviértete en el problema, quítale el foco y di que el gordo eres tú, no ella.)

 

—Para nada. Te ves muy bien cielo, yo diría que las vacaciones te sentaron increíble, se te nota descansada y relajada, hasta la piel se te ve como más luminosa. (Yo sé que es una mariconada esta respuesta, pero ella pondrá atención en otra parte de sí misma que tú “ya notaste” y se olvidará del tema de la gordura y pensará que le pones más atención de la que en verdad le das. Además pensará que con lo “luminosa” que se ve, nadie notará esos nuevos gorditos que se desbordan).

 

¡Ay, soy una traidora de mi género, ¿por qué les estoy diciendo esto? En fin…

 

Y si te consideras máster combina todas las anteriores, eso sí, lo que sea que contestes, ciérralo con un beso apasionado. No tierno. No quico. Uno cachondo. Uno bueno. Tómala como si te la quisieras comer en ese preciso momento.

 

 

¿Para qué?

 

1. Cerrarás y la harás cerrar los ojos (y la boca) así que no podrá ver la mentira en tu mirada. (Entiendan, estamos buscando hacerlos los peores hombres para hacer puchero y que después vengan a contentarnos. Nos encanta tenerlos a nuestros pies. No la dejen llegar al “me estás mintiendo, dices eso porque me quieres”).

 

2. Sabrá que la deseas a pesar de los kilitos de más y pensará que en verdad no notaste esa lonjita extra.

 

3. Y, lo más importante, la sacarás de base. No entenderá cómo su provocación para hacerte una rabieta termino en un cachondo beso. —¿Qué pasó?— dirá. Y mientras tanto tú, huye. Di que te adelantas al carro, que vas a echarte un cigarro, que tranquila, que se tome su tiempo, que mientras vas al cajero, lo que sea, pero pinta tu raya por unos minutos. No te quedes cerca. Déjala pelearse sola con ru reflejo. Si te quedas todo puede acabar muy mal.

 

Conclusión. —Amor, ¿estoy gorda?. Miente como te indiqué. Besa. Huye, corre lejos, muy lejos y vuelve, incluso, unos 10 minutos después de que ella esté lista. Nunca regreses mientras siga contemplándose frente al espejo o, tarde o temprano, inevitablemente morirás.