Entrevista con Frida Sofía: “Estoy orgullosa de ser una conejita a los 22 años, cuando estoy hermosa”.

Tan sólo faltan unos días para que llegue febrero y con él,  la portada de Frida Sofía en Playboy México. La talentosa y bella joven, hija de Alejandra Guzmán, es un eslabón más de la dinastía Pinal; llena de mujeres hermosas y poderosas, dos de las cuales ya han adornado nuestras portadas (Alejandra Guzmán en 1993 y Stephanie Salas en 1996). Ahora, Frida con sangre fresca y una perspectiva ante la vida más sabia de lo que sus años podrían hacernos suponer, nos cuenta por qué se animó a posar para nuestro lente, cómo vive su juventud y nos explica (con ejemplos) por qué la hierba mala nunca muere.

¿Qué representa para una chica tan joven como tú una marca como Playboy, con 60 años de historia?

Es una revista muy provocativa. Juega con la mente del hombre y proyecta una imagen sensual y muy divertida de la mujer. A mí siempre me ha gustado mi cuerpo, pero desde que empecé a hacer ejercicio vi que hubo un cambio en mí, tanto físico como espiritual. Me descubrí como una mujer preciosa y quise compartirlo. El cuerpo es un templo y sólo tenemos uno y así como a veces me porto muy mal con el mío, también me porto muy bien (risas). Me encanta exhibir mi cuerpo, me dicen “La Exhibicionista”. Ahora quiero hacerme un megapóster de Playboy y ponerlo en mi cuarto. Estoy orgullosa de ser una conejita a los 22 años, cuando estoy hermosa.

¿Cómo es ser hija de Alejandra Guzmán?

Fácil y a la vez, difícil. Como todo en la vida, tiene sus pros y sus contras. Pero a ella le cuento todo, le tengo mucha confianza. ¿Qué mejor ejemplo que ella, que ya pasó por lo que yo estoy pasando? Yo tuve que crecer muy rápido, porque mi mamá me llevaba de gira, pero eso me hizo contemplar el mundo desde otra perspectiva, más amplia. Siempre he sido “La hija de Alejandra Guzmán” y está bien, pero ahora quiero descubrir lo que yo quiero hacer con mi vida. Tengo muchos proyectos de los cuales se enterarán más adelante.

¿Qué tal se ve México desde Estados Unidos?

Me tuve que ir de mi país desde los doce años, porque intentaron secuestrarme. Fue complicado adaptarme a otra cultura, sobre todo porque es muy robótica, muy estricta. Pero eso me hizo más independiente, porque me acostumbré a hacer todo por mí misma. Soy la primera en mi familia que se gradúa en la Universidad, por ejemplo. Me gusta la moda y los negocios, que es la parte de mi papá. De mi mamá tengo el gusto por el canto, el baile y por tocar el piano.

¿Te entristece la violencia que hay en nuestro país?

Mucho, es incómodo saber que existe la inseguridad. Extraño mucho a mi familia y amo México, aunque a estas alturas también sería muy complicado para mí regresar. Pero ya quiero llegar, firmar autógrafos, tomarme fotos con los fans y que los reporteros me hagan preguntas. Por eso hice Playboy, quería mostrar mi cuerpo después de que sacaron esas fotos mías con el “orégano” (risas). Pensé: ahora que me vean como a una reina.

¿Lo del “orégano” fue un error?

Yo he tenido que crecer muy rapido y adaptarme a diferentes “lifestyles” y obvio, cuando una está joven, experimenta. Eso fue lo que yo hice, experimentar y probar simplemente por curiosidad. Lo que pasó ya pasó y las decisiones que he tomado en el pasado, buenas o malas, me han hecho madurar.

¡Pero sí eres adicta a los likes en Instagram!

¡Soy supervanidosa! ¿A quién no le gusta que le hagan un piropo? Aunque no me agrada que los hombre sean tan cochinos. A veces tengo que borrar algunos comentarios sobre mis fotos porque son demasiado gráficos. Pero que me halaguen y me coqueteen eso sí está padre, que reconozcan el esfuerzo que hago en el gimnasio.

¿Qué es lo que más te gusta de tu cuerpo?

Las pompis, obvio. Lo tengo en la sangre. Mi abuela fue una mujer muy sexy y lo sigue siendo. Las Pinal tenemos buena pompa.

Una dinastía como la tuya se basa en el poder de la mujer, ¿eres feminista?

Mucho, no me gusta que la gente critique a las chicas por cosas como, por ejemplo, tener muchos novios. Todo mundo lo hace, aunque lo juzgue, sólo que a los famosos nos documentan. Ésa es la diferencia.

Además de tu mamá, tu tía Stephanie Salas también posó para Playboy. De alguna forma hemos formado parte de la historia de la dinastía Pinal. ¿Viste las fotos de ellas cuando eras niña?

Sí, hace mucho tiempo vi las de mi mamá y las volví a ver ahora que hice las mías. Las dos salimos con flores, preciosas. ¡No es lo mismo que salir con látigo y botas negras! Las de Stephanie no las he visto. Pero en general, a mi familia le parece que lo que hace Playboy es arte. Mis dos abuelas ya vieron mis fotos y les fascinaron.

Esas fotos te gustan pero dime, ¿te molesta ser perseguida por un paparazzo?

No, para nada. Me molesta el ciberbullying que me hacen en Instagram. No se vale. Y es que en la escuela fui víctima de bullying. De México llegué a Connecticut, que es un lugar muy blanco, muy racista. Se burlaban de mí por ser la mexicana y porque estaba gordita. Pero todo eso lo convertí en algo bueno, porque aprendí a hablar inglés perfectamente para poder defenderme y ahora también hablo francés. He estudiado, viajado y soy una persona instruida.

¿Por qué te interesó estudiar moda?

Porque me gustaba disfrazarme con la ropa de mi mamá, primero, pero después me clavé en investigar los procesos de creación, las tendencias y los accesorios. Me gusta también la parte del business. Saber vender y negociar es un aprendizaje que te sirve para todo en la vida.

¿Y en qué momento te portas mal, como dijiste al principio?

Siempre tengo tiempo de ir de party, pero eso no es portarme mal, sino divertirme.

Tu mamá ha sido muy famosa por su nivel de fiesta, ¿aprendiste de ella? ¿de sus errores?

Con mi mamá vi lo que era realmente la fiesta. Aunque tampoco soy una paloma blanca. He cometido errores, pero le doy gracias a Dios de que fueron temprano porque me queda el resto de la vida para mejorar. Respecto a los errores de mi mamá, creo que más bien aprendí de la cirugía plástica. Ésa fue otra de las razones por las que hice Playboy. Se rumoraba que yo me había operado. Para nada, soy toda natural. Mi mamá casi se muere en una operación y yo quiero mostrarle a la gente que una mujer es sexy así, sin las bubis enormes de plástico. Mi mamá me dijo: “ve lo que tienes y lo que no tienes, porque a mí me afectó no darme cuenta a tiempo”. Por eso amo mi cuerpo y no me comparo con nadie.

¿Cuál es tu canción favorita de Alejandra? ¿Acaso “Mala hierba”?

(Risas) Pues dice mi abuelo (Enrique Guzmán) que mala hierba, nunca muere. Míralo, ya no tiene un riñón, lo operaron dos veces del corazón y sigue vivito y coleando (risas).