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Erika Lust: “hacen falta mujeres dirigiendo porno”

Por: Arturo Flores 05 Mar 2021
Es también una esposa monógama que se aburre con las películas XXX que repiten hasta el infinito el mismo guión.
Erika Lust: “hacen falta mujeres dirigiendo porno”

La directora de cine porno Erika Lust, es también una esposa monógama que se aburre con las películas XXX que repiten hasta el infinito el mismo guión: el de los hombres musculosos que son presentados como máquina de sexo hechos para penetrar rubias sumisas.

PLAYBOY: Aunque el feminismo ha ganado importantes batallas, ¿consideras que existe una cantidad importante de hombres dispuestos a escuchar lo que éste quiere decir?

LUST: Lamentablemente no. No veo el progreso suficiente. De hecho, percibo una gran reticencia a escuchar y una facilidad pasmosa para criticar e insultar al feminismo sin dialogar. Internet ha traído cosas muy buenas, pero también ha creado el ciberacoso y los ataques constantes a las mujeres. Yo lo veo con actrices cercanas a mí que viven en medio de ataques en Twitter, en Instagram… La violencia machista sigue a la orden del día. El sexismo es inherente a cada esfera social, porque el hombre —concretamente el hombre blanco— ha gozado históricamente de un privilegio al que ninguna mujer ha tenido acceso. Yuval Noah Harari escribe en Sapiens: de animales a dioses: “Existe una jerarquía que ha sido de importancia suprema en todas las sociedades humanas conocidas: la jerarquía de género. En todas partes, la gente se ha dividido en hombres y mujeres. Y casi en todas partes los hombres han obtenido la mejor tajada”.

Los hombres que me siguen y consumen mi cine sí coinciden con mis valores y doy gracias porque cada vez son más. El feminismo es un movimiento de interés para todos y creo que hay un enorme desconocimiento sobre lo bueno que puede traer a una sociedad, pero la educación sobre la igualdad de género tiene que empezar en casa.

 

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PLAYBOY: En español se acuñó el término ‘feminazi’ para referirse de manera despectiva a las feministas ultraradicales. ¿Existe un tipo de feminismo que ha ido demasiado lejos?

LUST: No, el término ‘feminazi’ es un invento machista más del Siglo XXI. Otra manera de lapidar el movimiento.

PLAYBOY: Haces un porno que en definitiva se sale de lo común, de la perspectiva visual masculina. Más allá de la opinión de los hombres, ¿qué es lo que la mujer normal te comenta sobre tus películas?

LUST: Las fantasías sexuales no vienen determinadas por el género. Cada persona tiene sus propios deseos y fantasías, no podemos simplificarlo o generalizarlo. Entre las personas que pagan por ver mis cortos en XConfessions hay muchos hombres y también mujeres. Pero hay otras mujeres que, en cambio, se excitan más con un cine adulto más hardcore o con menos contexto.

Quien ve cine para adultos lo puede hacer con la finalidad de excitarse y masturbarse; otros lo ven para sentirse representados de una manera fidedigna en su identidad sexual. Otros más, para estimular su imaginación, despojarse de tabús y probar cosas nuevas. En mi caso, sé que a mi audiencia le gusta ver tanto el placer masculino como el placer y la sexualidad femenina. Les gusta que haya personajes situados en contextos e historias que podrían pasarles en la vida real; que haya una buena cinematografía, música, posproducción; que se vea una película cuidada en todos los sentidos, porque son elementos que añaden erotismo. Sobre todo, les gusta que se represente el sexo de una manera realista y que haya intimidad entre los actores, pasión, respeto mutuo y que la mujer sea un sujeto, no un objeto. No sólo genitales golpeándose. Las mujeres que me escriben me agradecen que represente su sexualidad, y por poder ver un cine pornográfico que no resulta degradante para ellas.

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PLAYBOY: Existe un porno de humillación que, independientemente de su fuerte carga masculina, excita a muchas. ¿Ha llegado el momento de que la mujer se cuestione hasta qué punto la herencia patriarcal determina lo que le excita?

LUST: Hay muchas mujeres jóvenes que me hablan y me escriben preguntas sobre su propia sexualidad, y me cuentan que a ellas les gusta ser dominadas y dudan de si eso contradice su forma de ver la vida. Ser dominada puede funcionar perfectamente para alguien que es feminista. La sumisión es algo que ocurre en una situación de poder, donde tú tienes el control en pleno consentimiento. No tiene nada que ver la visión social o con el rol sexual, y por lo general es gente que lo hace siempre en un ambiente muy seguro. Es cierto que tenemos un problema con la imagen que ha dado 50 sombras de Grey, la cual distorsiona totalmente lo que sienten, piensan y quieren las mujeres en el mundo de la dominación.

También hay muchas que me dicen que lo que más les gusta es el porno heterosexual y machista. Probablemente porque es lo que llevan viendo toda su vida. Algunas personas me escriben diciendo que después de ver este otro tipo de películas indie como las que hago, vuelven a los “porntubes” y ya no les gusta, porque sólo son capaces de fijarse en todo lo negativo que las envuelve.

PLAYBOY: Efectivamente has creado una escuela como directora de cine porno. Sin embargo, ¿hay un nicho de negocio para las directoras que quieren seguir tu escuela? Es decir, ¿el porno feminista puede ser redituable?

LUST: Absolutamente. Existe un nicho de mercado al que le gusta ver tanto el placer masculino como el placer y la sexualidad femenina. Hay una nueva ola de directoras que está realizando este tipo de cine. En octubre pasado lancé un llamado ofreciendo 250 mil euros para financiar y producir a mujeres directoras que tuvieran una visión propia del porno. Estoy contentísima con los resultados. Estas directoras están haciendo unos cortometrajes increíbles. Además, gracias a las nuevas tecnologías, se puede distribuir el producto mucho más fácil. Cada vez hay más personas interesadas en consumir pornografía alternativa y pagar por ella.

PLAYBOY: De acuerdo con lo que afirma tu proyecto thepornconversation.org, el porno es la educación sexual del presente. ¿No es también, el estilo más popular, un reflejo de la forma en que la mayoría de las sociedades —occidentales y orientales— ven a la mujer? Y en ese sentido, ¿no hace falta mucho para cambiar mentalidades?

LUST: ¡Por supuesto que falta mucho! Existe la creencia generalizada, algo que leo mucho, de que “el porno es porno, está todo hecho”. No. Por desgracia, el porno actual es una máquina imparable y omnipresente de educación sexual, que además de ser muy racista, tiene un discurso dañino sobre los roles de género. Cualquiera tiene acceso, se encuentra con millones de escenas con el mismo guión: chica vestida como una colegiada sale por la noche sin permiso y llega a casa por la mañana. Sus hermanastros la están esperando para castigarla por haberlo hecho.

¿Cómo? Mientras la penetran, ella sonríe y gime, pero al mismo tiempo dice: “I’m sorry”.

Yo tengo dos hijas, de seis y nueve años, y me inquieta que podrían crecer viendo esto y pensando que son cosas que una mujer debe hacer. Es horrible y muy triste, por eso hay que llegar hasta ellas, proveerles información. Pusimos en marcha The Porn Conversation, un proyecto destinado a padres y educadores, para ayudarles a hablar de pornografía con sus hijos. Hay que hacerlo. Ellos tienen toda la tecnología a su alcance desde que son muy pequeños y no podemos dejar que accedan a ese mundo sin que nosotros lo comentemos y ayudemos a hacer una reflexión sobre su contenido.

Al final, el problema no es que vean porno, sino qué tipo de porno están viendo: misógino, homófobo y violento, con una transmisión de los roles de género muy preocupante. Llegados a este punto, prohibir sirve de muy poco. Llegarán a él igualmente. Por eso nosotros abogamos por dialogar con ellos para que sean críticos con lo que ven, con los estereotipos y la visión irreal de las relaciones sexuales en la pornografía.

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PLAYBOY: Vivimos en la época de Tinder y Grindr, ¿de qué manera, consideras, la tecnología ha modificado cómo se dan nuestras relaciones más íntimas?

LUST: ¡Yo llevo 16 años con el mismo hombre, así que no puedo opinar mucho ahí!

PLAYBOY: ¿El problema es que las mujeres sean vistas como objetos sexuales o que el ser humano, independientemente de su género, se reduzca a tal?

LUST: La mayoría del porno convencional es recalcitrantemente machista, y también lo definiría como absurdo. Al cine para adultos le sobra mucho de la determinada perspectiva masculina blanca heterosexual, y le faltan voces y puntos de vista femeninos que creen una alternativa al discurso imperante. En definitiva, faltan mujeres detrás de la cámara y en los roles de poder creativo y de producción. En el cine porno convencional la mujer es representada como un objeto, no tiene ni agencia sexual ni sexualidad propia; aparece en pantalla para satisfacer el placer del hombre pero no busca el propio. Está ahí para ser penetrada, básicamente cogida, y se encuentra a cuadro con el único propósito de dar placer al hombre, lo cual es el único objetivo.

La escena se desarrolla a través de una mirada masculina y la historia finaliza cuando el tipo se viene. No hay ninguna consideración por el disfrute de la mujer. Es sólo “algo” a lo que se va cambiando de posición. Incluso el cine lésbico es para el hombre que lo ve, no para la mujer lesbiana.

Cuando lees la definición de machismo viene a la mente el porno convencional: representa la prepotencia de ellos con respecto a ellas. Este cine es con el que las nuevas generaciones están creciendo. Cuando vas a cualquier sitio de porno online ves lo mismo: cuerpos de mujeres jóvenes y cuerpos plásticos. Son una especie de máquinas del sexo.

PLAYBOY: En términos de porno, ¿crees que ha cambiado el concepto que teníamos de “estrella porno”? ¿Aún podrían surgir personas de la popularidad y arrastre de Ron Jeremy, Sylvia Saint o Roco Sifredi?

LUST: Creo que Internet ha cambiado por completo la industria, y que debido a los “tubes” ya no es posible vivir únicamente del porno. Casi nadie paga por el producto, por lo cual los salarios bajan. Puedes llegar a convertirte en una “estrella”, pero los actores tienen que guiar sus carreras con mucha profesionalidad y competencia; hacerse una marca personal y trabajar con otras formas de revenue streams.

PLAYBOY: Si la gente ya no paga por el porno, ¿cómo logras sobrevivir?
LUST: El panorama ha cambiado mucho durante los últimos diez años. Antes, la pornografía era un producto por el que tenías que pagar, el consumo era distinto porque tenías que buscarlo, adquirirlo y tener la intención de verlo. Los “tubes” han transformado el modelo de negocio, pero a la vez existe una consciencia mayor entre un público determinado sobre la importancia de una producción ética de pornografía. Acerca de las condiciones en las que se graba, las condiciones laborales de los actores, y también hay demanda de una alternativa más realista, diversa y más cinematográfica del cine adulto. Estos factores son importantes para un público que sí paga por ver un buen producto que muestre sexo real. Lo que pasó en Hollywood está ocurriendo ahora en el cine pornográfico.

PLAYBOY: Hablando de realidad, tu cortometraje Good girl se burla de todos los clichés del porno que lo hacen irreal.
LUST: La imagen tradicional del género es la de un hombre musculado y sexualmente poco inteligente que penetra sin ningún tipo de sensibilidad o erotismo a una mujer subida en unos tacones kilométricos, quien grita como una loca esperando que nos creamos que de verdad está teniendo un orgasmo. Este cli- ché sigue, pero ahora también ha llegado algo peor: las simulaciones de pederastia, como los teens getting destroyed… que andan a sus anchas por los “tubes”.

PLAYBOY: El porno está lleno de otras parafilias que no necesariamente son ilegales: lluvia dorada, sado, furry, diferencia de edades —pero ambos mayores de edad— fisting, tríos, gang bang, etc. ¿Cuáles de ellas tienen cabida en el porno feminista?

LUST: Yo represento la sexualidad humana y ésta es enorme. No tengo algún problema con incluir en mis cortos ningún tipo de práctica, simplemente tengo muy en cuenta el mensaje que estoy transmitiendo. No verás en mis cortos nada ilegal, simulaciones de pederastia o incesto; coacciones o simulaciones de una violación…

No me hace falta recurrir a ello. La sexualidad y el erotismo es inmenso y hay muchísimas otras fantasías por explorar. La cultura del consentimiento siempre está presente en mi cine.

PLAYBOY: En México vivimos una violencia indignante contra la mujer. ¿Consideras que la pornografía ha colaborado a insensibilizar a los hombres acerca de las mujeres?

LUST: No voy a culpar a la pornografía de la violencia a la mujer. La violencia contra la mujer ha existido siempre, pero claro que colabora a la insensibilización. Mucha de la pornografía existente representa unos valores basados en la degradación y denigración sistemática de la mujer y la representación del hombre como una máquina que penetra, que abofetea fuera de un contexto de BDSM, deja un mensaje claro: La mujer es algo que puedes golpear. El hombre se refiere a la mujer como una zorra, perra o una puta. Un vocabulario pensado exclusivamente con la intención de insultar. Pues no. Ser puta no es un insulto, es un trabajo, pero es la intención con la que se usa la palabra la que tiene el deseo de humillar.

PLAYBOY: Parte de tu visión feminista en el porno incluye explorar esa satisfacción femenina que nunca aparece en la cámara.
LUST: Es la clave. El punto de partida es muy claro: la igualdad entre hombres y mujeres en cuanto a la representación del placer y los roles de género, es por eso que feminista es una etiqueta que lo define bien; pero eso no quiere decir, como algunos creen, que sea un tipo de porno para mujeres, o que muestre el sexo de una manera muy soft. Al contrario, esta nueva ola de cine adulto busca el riesgo y la diversidad en todas sus formas. Es un cine porno donde no se degrada a la mujer, integra diferentes tipos de cuerpos, razas y tendencias sexuales, y no las utiliza como un simple fetiche. Representa a personas teniendo sexo y no a objetos o máquinas. El sexo tiene más que ver con la diversión que con la dominación; tiene más que ver con la experimentación y la tolerancia que con la violencia y el sexismo.

PLAYBOY: ¿Qué piensas del estereotipo que los enemigos del porno tienen de quienes lo vemos? ¿Somos unos pervertidos?
LUST: ¡Es absurdo! A todos nos gusta y nos excita ver sexo en pantalla. ¡Es natural!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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