#DificilDeCreer: La secretaria de mi jefe

Marzo de 1995. Era tarde o al menos ya había oscurecido. En la oficina de la colonia Doctores sólo quedaban unas cuantas personas que se apresuraban para irse a casa. Yo, con escasos 23 años y sin novia, no tenía un motivo importante para retirarme. Por el contrario, las horas extras en Televisa eran tan apetecibles como las nalgas de Gabriela, la secretaria de mi jefe. Ella era discreta, hablaba poco y en voz baja, en cambio su cadera se expresaba con signos de admiración. 

 

Su escritorio estaba frente a mi lugar y desde ahí la espiaba cuando se levantaba. La recuerdo con dos atuendos, minifalda azul y medias negras igual que la chica que le robó el corazón a Joaquín Sabina, pero mi fantasía eran sus jeans de color negro, entallados a punto de reventar en mi pupila. Su cuerpo era la envidia de las demás secretarias y el sueño reprimido de los hombres. Ellas hablaban mal de ella y nosotros queríamos hablar con ella, sin embargo nadie se atrevía a ligarse a la asistente del patrón.

 

Pero esa tarde las cosas cambiaron y yo no tuve la culpa, al menos no toda. Entré a un despacho a dejar un CD y detrás de mí ella también se metió y cerró la puerta con seguro. “¿Por qué te pones nervioso?, te me quedas viendo tanto que pensé que me querías ver de cerca” fueron sus palabras. Sin más detalles, después hubo un revolcón Godínez, a partir de ese día yo era el último en salir de la oficina, y de paso le daba un aventón a su casa. Al cambiar de empleo nunca más la vi, no obstante, la recuerdo bien porque sin ser mi secretaria ella se sentó en mis piernas a tomar dictado.

¿Y por qué vino esta historia de hace 19 años a mi mente? Por SIRI, la aplicación con funciones de asistente personal que traigo en mi iPhone, la secretaria virtual que atiende a millones con su amable voz. 

 

Debo confesar que pasó mucho tiempo antes de que yo le dirigiera la palabra. Me resistía a usar sus servicios porque no quiero delegar en un “fantasma digital” la información que necesito. Pero al final, me rendí igual que lo hice con Gabriela. 

 

Aquí les comparto mi primera conversación con SIRI, un intento de ligue virtual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al final le pregunté a SIRI cómo es físicamente y ella me respondió “brillante”. Lo cierto es que con SIRI nos pasaba lo mismo que con una locutora de radio, su voz hacía que la imagináramos como una mujer irresistible pues sus creadores decidieron no ponerle avatar para que cada quien fantaseara como quisiera. Y así pasó hasta que en octubre de 2013, CNN descubrió que quien hacía la voz de SIRI era una actriz de doblaje llamada Susan Bennett. Ella grabó cientos de palabras en 2005 sin saber que se utilizarían 6 años después y su voz estaría en millones de celulares.

 

¿Y por qué SIRI es mujer en lugar de ser un asistente masculino? Además de que en la vida real las mujeres dominan esta actividad, Clifford Nass, profesor de la Universidad de Stanford, señala que el cerebro humano está desarrollado para sentir empatía con la voz femenina. Aún así, resulta curioso que en Francia y el Reino Unido decidieron que SIRI fuera hombre.

 

Conclusión: Ya sea virtuales o de carne y hueso, las secretarías nos hacen la vida mucho más sencilla, pero también son una fantasía recurrente de cualquiera que haya escuchado su voz sugiriendo “¿En qué lo puedo ayudar?”. 

 

Difícil de Creer.