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#DifícilDeCreer: 14 de febrero sin final feliz

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
Toc Toc Mi padre me había regalado un Ford 1957 cuyo asiento trasero parecía un lounge. Después de encontrar una […]
#DifícilDeCreer: 14 de febrero sin final feliz
Toc Toc
Mi padre me había regalado un Ford 1957 cuyo asiento trasero parecía un lounge. Después de encontrar una calle oscura de la colonia Industrial, me estacioné. Primero llegaron los besos, después las caricias. El calor empañó los vidrios. Le quité la blusa, la falda y al final la ropa interior se deslizó fácil. Desnuda en el asiento trasero estaba dispuesta. De pronto, el sonido de los roces y la respiración se interrumpieron con un “toc toc”. Asustado volteé hacia la ventanilla. Un viejo mal encarado y seguro mal cogido nos regañó con un contundente “váyanse a un hotel”. La pasión desmayó. Me fui al asiento delantero mientras ella se vestía con el uniforme de la secundaria. Le dije “bríncate al frente”. Rosy contestó “cierra los ojos, no me vayas a ver los calzones”. Frase absurda después de que ya le había visto el alma. 
 
Temblor en la escalera
Gaby me hablaba cada vez que peleaba con su novio en turno. Yo siempre respondía al llamado. Pero esa tarde no sólo le ofrecí mi hombro, también mis brazos querían jugar. Mis papás no estaban, así que la recibí en casa. Después de oírla quejarse de su güey, la besé. Nuestros cuerpos delataron su excitación. La volví a besar y sin despegarnos empezamos a quitarnos la ropa subiendo las escaleras. Casi desnudos llegamos a mi cama. A punto del asalto final, me dijo en el oído el nombre de su novio. No pudimos continuar. Se fue y nunca más tuvo mi hombro, menos mis manos.
 
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Garfield
Se llamaba Frida pero su nombre no le hacía justicia a sus hermosos senos. Ella era lo que llaman “una calienta huevos”. La típica que encendía el bóiler y no se metía a bañar. Fue mi vecina en Bosques de Aragón pero se mudó por el Estadio Azteca. Un día fui a visitarla. En su casa sólo estaba su padrastro, que veía TV en su habitación. Nosotros, en el estudio de la planta baja, alternábamos la plática con los besos y los toqueteos. Cuando pensé que pasaríamos a un faje formal, ella se levantó y me llevó a la sala. Pensé que me la había aplicado de nuevo porque en el pasillo principal sería imposible una caricia. Para mi sorpresa me sentó en el sofá y de pie, con mirada y sonrisa malévolas se levantó la falda, luego acercó su vientre a mi cara. Cuando yo iba a hacer una maniobra de adultos oí los pasos de su padrastro que bajó a la cocina y no dijo nada. Seguro de que nos había visto, me incorporé y apresuré mi salida. En el cuerpo se me quedaron las ganas y en la mente un Garfield que tenía su calzón.
 
Sin salir del clóset
Antonieta era bonita y entregada. Tenía un hermano celoso pero gozábamos de la ausencia de su papá, pues sus padres estaban divorciados. Esa noche fui a verla a la colonia Lindavista. Como novios de pueblo nos besábamos en la puerta de su casa hasta que su mamá nos regañó y dijo que nos metiéramos. Adentro, el romance continuó en esquinas ocultas a la supervisión de mi suegra. Mis manos ligeras encontraron espacio en el ancho de su bermuda. Todo iba bien hasta que su madre gritó alarmada: “acaba de llegar tu papá”. Entonces, como siguiendo una rutina de evacuación, me llevaron al clóset de la habitación de la mamá. Por mi bien, me ordenaron no salir de ahí. El señor anduvo por toda la casa, incluso por el cuarto de su ex esposa que no le hizo plática para no alargar su presencia. Estuve escondido hasta que el peligro se fue. 
 
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Toc toc 2
Un amigo nos presentó esa noche. No me acuerdo de su nombre pero era una chica mala, muuuy mala. Salimos del antro y me pidió un aventón. Yo hubiera preferido darle un empujón, pero también iba su hermana. En el trayecto la sister se durmió, o al menos lo aparentó. Mi nueva amiga jugaba a ponerme nervioso mientras conducía. Al llegar a su casa, la hermana se bajó del coche y nos dejó solos. Sin moverme de mi asiento, ella empezó a demostrar sus habilidades, hasta que un “toc toc” sonó en la ventanilla. Era su hermana exigiendo que se metiera. Mi nueva amiga no le dijo nada, no podía hacerlo. Después de un minuto abrió la boca y prometió terminar luego lo empezado. Yo nunca busqué cobrar esa promesa.
 
¿Qué historia pasó en un 14 de febrero? Talvez ninguna, pero los hoteles se saturan en esa fecha. Difícil de Creer.
 

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Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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