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Cojo, luego existo

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
  Las mujeres dicen que los hombres sólo pensamos en sexo. Confieso que es verdad.   Confieso que de niño […]
Cojo, luego existo

 

Las mujeres dicen que los hombres sólo pensamos en sexo. Confieso que es verdad.
 
Confieso que de niño alguna vez sentí rico al frotarme boca abajo en la cama. Mi abuelo me cachó y dijo “¿Qué haces niño?”; asustado, no contesté nada. Hoy podría decirle “abuelo, estoy descubriendo mi sexualidad, todos los niñ@s desde el primer año de edad empiezan a conocer que no todas las partes del cuerpo sienten igual”.
 
Confieso que en la primaria “Doncella de Órleans” conocí el amor y el deseo. Elisa se llamaba quien me dio el primer beso en la mejilla para que luego escapara con su familia a Aguascalientes y nunca más la vi. Pero también recuerdo quedarme paralizado cuando a la sexy Rosalba, de sexto año, le vi los calzones una vez que se sentó en el suelo para jugar botella. Eran blancos.
 
Confieso que los amigos de la secundaria Francés Hidalgo preguntaban: “¿Ya viste Taboo?”. La mayoría decía que estaba buenísima, yo eludía la pregunta para no parecer nerd, pero no tenía idea de qué trataba la película. Hoy sé que es una de las cintas porno más vendidas en la historia; y si de La Risa en Vacaciones hicieron ocho, de Taboo filmaron veintitrés. Nunca la vi.
 
Confieso que en la misma escuela a Miriam le apodamos “Heidi, la niña de las montañas”. Pero la reina era Claudia, que nos hipnotizaba con el bamboleo de sus muy grandes pechos cuando corría. ¡Sí  señor! Con ella, la clase de deportes sí era una auténtica educación física. Hoy sé que a los hombres nos gustan los pechos grandes, porque el instinto nos señala que son símbolo de fertilidad, y no por morbosos, ¡no!
 
Confieso que la primera bubi que toqué fue en el verano de 1985. Yo tenía trece y Laura quince años, ella era porrista del equipo de fútbol americano Politos donde yo jugaba. Entramos al cine Futurama a ver Supergirl. Antes de empezar la película me le declaré; dijo que sí y no vimos nada de la peli. Al salir me fui a casa con el famoso Blue Balls (bolas azules), que es el dolor en los testículos por una excitación prolongada sin eyacular, se le llama blue balls porque a veces los testículos adquieren un tono azulado por la congestión de sangre en la zona cuando estás muy caliente y no hay orgasmo. ¡Qué huevos tan azules los míos!
 
Confieso que al entrar a prepa mi padre me regaló un Ford Fairlane 1957 y su enorme asiento trasero tendría muchas historias que contar. Como cuando después de enseñarle a manejar a Rosy en el estacionamiento del estadio Wilfrido Massieu del @IPN_MX, la policía nos quería llevar por faltas a la moral y ni cómo mentir con todos los vidrios empañados; aunque con una mordida escapamos. En la actualidad ese delito ya no existe, al menos en el D. F., así que no se los vayan a chamaquear.
 
Confieso que siendo adolescentes le pedíamos a un amigo que se robara condones del consultorio de su papá. Ninguno había cogido, pero queríamos estar prevenidos. Ese condón lo llevábamos en la cartera y a la menor oportunidad lo presumíamos. Lo cierto es que yo nunca usé el mío– no ese de la cartera, que seguro se hubiera roto– porque hoy sé que los preservativos se dañan si los traes guardados así.
 
Confieso que de pubertos, nos preguntábamos quién de las chavas de la escuela ya no era virgen. Como decían que el sexo ensanchaba la cadera de la mujer, aunque eso fuera falso nosotros fantaseábamos viendo las nalgas de Gabriela, Liliana y Cinthya. Bendito mito.
 
Confieso que en la preparatoria @LaSalleMX le intercambié a mi amigo Carlos Torres, el disco 1984 de @VanHalen, en donde viene la rola “Jump”, por una @PlayboyMX. Así fue como conseguí mi primera revista.
 
Confieso que cuando mis padres salían de casa, de inmediato organizaba una clase personalizada de ejercicio, una función con palomitas o un trabajo en equipo. El mayor estrés fue cuando mis papás que se habían ido de viaje regresaron sin avisar. ¿Cómo explicar que a las 12 de la noche mi novia estaba en mi habitación?
 
Confieso que he visto varias películas después de la clásica recomendación de “se ve bien buena y enseñó todo”. Mis ejemplos favoritos: Tívoli muestra que Lyn May tuvo cuerpazo y Así del Precipicio, donde @ADELAREGUERA enseñó un tatuaje espectacular y mi querida @IngridMOficial aparte de su talento nos mostró su gran corazón.
 
Confieso que las primeras veces que platicaba con mi amada @LAURA_HEREDIA, era difícil sólo verle al rostro sobre todo cuando vestía una ceñida y escotada blusa azul; y miren que mi mujer tiene unos grandes y hermosos ojos. Podría seguir confesando mil y un recuerdos, pero lo cierto es que no son ningún secreto, pues todos los hombres somos iguales. ¿Y ustedes qué confiesan?
 
Conclusión: Tenemos en promedio once erecciones en el día y como dice el actor @robinwilliams : “El problema es que Dios le dio al hombre un cerebro y un pene, pero sólo suficiente sangre para que funcione uno a la vez”.  Aun así tengo una aclaración. Los hombres no sólo pensamos en sexo, también pensamos en con quién podemos tenerlo. ¿Y ustedes piensan lo mismo? Es Difícil de Creer.
 

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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