Bresca: Deleite en el panal

Una decoración vanguardista en la que los rincones destinados a la privacidad son la prioridad, además de un huerto donde se cultivan los vegetales y hierbas que pararán en tu plato, son sellos distintivos de esta nueva propuesta culinaria en Polanco donde se trabaja como en las colonias de abejas.

 

No en vano es uno de los sitios predilectos de la clase política mexicana. En su deslumbrante estructura, que recuerda a un panal de abejas de alto diseño, encuentra uno toda clase de acogedores sitios abocados a la privacidad. Desde la cava ubicada un piso más abajo de la planta principal del restaurante hasta los privados anteriores a la terraza, los rincones en los que uno puede disfrutar lo mismo de una cena romántica que de una importante junta de negocios o hasta una emotiva reunión familiar, otorgan al Bresca un acogedor ambiente hogareño.

 

 

En celta, el nombre de este restaurante apenas inaugurado en la exclusiva zona de Polanco, muy cerca de las boutiques que marcan la vanguardia de la moda, el nombre de este palacio del buen comer significa “panal de abejas”. De ahí que la decoración de su terraza, una de las más hermosas de la zona, esté inspirada en los hogares de las abejas, donde todo funciona con la perfección de un reloj. El techo es un domo móvil que en días soleados ofrece una sombra refrescante, pero en las noches puede abrirse, cuando la claridad del cielo lo permite, para admirar las estrellas en toda su plenitud.

 

Eso no es todo, porque Bresca es un sitio único que guarda muchas sorpresas al visitante. Más allá de su cocina abierta en la que uno puede tener acceso para desentrañar el misterio de la preparación de los platillos, existe una mesa del chef, ubicada justo en ese templo que es la cocina, donde previa reservación el visitante puede disfrutar de un viaje culinario bajo la tutela del chef Miguel Ángel Álvarez y su equipo de trabajo.

 

A la vez, Bresca es único en su tipo porque posee un huerto natural en el que se cultivan gran parte de los ingredientes que se sirven, de manera que uno puede disfrutar de una ensalada de verduras frescas o un trozo de pescado con hierbas recién arrancadas. En ello se basa el concepto del lugar, denominado Del huerto a tu plato, y que se ha vuelto bastante popular entre los visitantes, que saben además que lo que no se obtiene del huerto de Bresca, proviene de otros huertos naturales aledaños a la ciudad.

 

 

Ha llegado el momento de entrar en un safari de placeres. El chef nos ofrece como entrada Mero con gremolata de Jamaica, cuyo toque dulce contraste con la personalidad natural de las zanahorias, ejotes y almendras con soya dulce. Posteriormente, saboreamos el Esmedregal con verdolagas, en el que destacan de inmediato los granitos de elote y las calabazas salteadas con vinagreta. Curvina a la parrilla y caldo de frijol es el siguiente tiempo, que nos obliga a entrar en calor para después disfrutar de un Atún sellado con ensalada tibia de cous cous con mantequilla de cúrcuma, Cordero asado con puré tatemado de berenjenas y como especial de la tarde, el Dúo de res. Este plato merece mención aparte, pues propone un contraste delicioso entre trozos de filete asado con algunos de short rib braseado con vino tinto, gnocchis, puré de papa, hojas de arúgula y endivia con vinagreta de jitomate. Sobra decir que la gama de sabores explotan prácticamente en la boca.

 

Acompañados de un buen vino de la casa, nos preparamos para el gran final. El postre lleva por título: Show de postres: recuerdos de la infancia. Gilberto mercado, el chef pastelero, protagoniza un performance en el que, al mismo tiempo que nos invita a recordar nuestra infancia, despliega en la mesa, sobre un lienzo comestible, toda una gama de caramelos, frutas, pasteles, tierra comestible, paletas y helados que en conjunto dan forma a una especie de dulce pintura impresionista de la que los comensales pueden participar con las manos, como cuando éramos niños.

 

 

El tiempo ha volado. La tarde comienza a volverse de color petróleo cuando caminamos por los rincones del panal con destino a la salida. La paradoja que traemos en la cabeza: venimos a trabajar como abejas obreras, pero nos han tratado como reinas.