#BitácoraLoca: El bello factor femenino

¿Alguna vez han imaginado qué hubiera sido de Sansón si no hubiera conocido a Dalila? Quizás sería el American Gladiator más popular y con la cabellera más cachetona. ¿O qué hubiera pasado con Paris si no hubiera conocido a Elena y no la hubiera raptado, para después poner a pelear al pobre de su hermano con  el jugoso de Aquiles y así acabar con todo su reino? Seguramente estaríamos viendo Troya 2.

 

¿O qué hay de los amigos de la infancia que dejaron de hablarse veinte años por haberse enamorado de la misma niña, sólo para enterarse después de que se casó con el más nerd del salón y actualmente tiene como seis chamacos y vive en una dúplex (y es feliz)?

 

Así es mis queridos educandos, desde tiempos inmemorables el factor femenino ha sido decisivo en relaciones laborales, de amistad o simplemente la razón de rivalidades épicas, no es que esté bien ni mal, nada más sucede.

 

Este es un tema un tanto controversial porque conlleva varios puntos, desde las prioridades personales hasta la intensidad de la relación que se está teniendo en el momento con la otra mitad. Hay momentos en los que uno puede intensear y permear a la pareja al ambiente laboral y obvio a tu círculo de amigos. El dilema moral viene cuando uno de estos amigos ha visto a tu morra besuqueando a otro fulano. En automático pensará: “Noooooo maaaa… ¿Por qué tenía que ver esto?” Porque este dilema moral consiste en decirte o no decirte. Si lo hace pensarás que está loco y que sólo quiere separarlos porque lo que tú tienes es especial, por otro lado si no lo hace y después te enteras de que lo supo todo el tiempo le dirás que como compa apesta y que es un malamadre. O, simple y sencillamente, se puede dar el escenario de que este buen amigo tuyo ya se ha separado gradualmente de tu vida porque tu chava le provoca visiones de amor y sueños cochinotes. De cualquier manera el resultado no ha sido favorable.

 

 

El rubro del rock también ha tenido su ración de manzanas de la discordia que han fracturado relaciones, incluso con finales tan dramáticos y tortuosos que podrían ser parte del repertorio de cuentos del Editor en jefe de esta revista (saludos, querido Arturo).

 

Nancy y Sid, Yoko y John, Lady Di y Dodi (¿qué? eran más rockeros que muchos que conozco), el fatídico y sonado caso de Courtney Love y Kurt Cobain que terminó en… bueno, ustedes ya saben, y para nuestro deleite el polémico caso de Jerry Lee Lewis, quien a pesar del mundo entero se casó con su prima adolescente de sólo trece años de edad cuando el bato tenía 22, llevando su carrera al precipicio dado el escándalo que se armó (cómo han cambiado los tiempos, me cae, hoy en día no te llamarían promiscuo, sino pedófilo).

 

Creo que el punto es claro y es que siempre hay un roto para un descosido, pero a veces hay que comprender que perteneces a más de un campo semántico en esta vida, o lo que es lo mismo y como diría mi abuela: “Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”.