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Amputar por engañar: los peores castigos por adulterio

Por: Iván Montejo 15 Jun 2020
Los martirios no finalizaban en la degradación, la tortura también era recurrente y se crearon instrumentos para aumentar la agonía, como las pinzas para desgarrar los pechos
Amputar por engañar: los peores castigos por adulterio

La jornada fue larga y él sólo buscaba la taberna más cercana para ahogar su cansancio en un tarro. Momentos después se encontraba en una cama al lado de una dama que no conocía, lo único que recordaba era que estaba por tomar la tercera ronda cuando vio los hermosos ojos negros de una mujer que se acercaba a hablarle.  En un instante, una turba entró al recinto, estaban furiosos y lo acusaban de haber engañado a su esposa. Él intentaba excusarse mencionando que la cerveza lo había controlado y no era su intensión, pero a la muchedumbre le importó poco. Su pecado fue extirpado de su ser a través del látigo del verdugo.

Este oscuro escenario fue el que probablemente vivieron cientos de personas que engañaron a sus parejas en la época equivocada. Afortunadamente, hoy el adulterio no está penado o es una falta menor, y cada año son menos los países que tienen leyes para perseguir a los infieles. Por ejemplo, en México dejó de ser un delito en el 2011, pero todavía continúan existiendo países que te castigarán por tener un amorío.

Han tenido que pasar siglos para llegar a este punto. En tiempos antiguos, las penas por cometer adulterio eran altas e incluso inhumanas. Los castigos iban desde la expulsión hasta la lapidación, la amputación de la nariz y ahogamiento. Entre estos escarmientos, los medievales destacaron por su crueldad, aunque no siempre eran violentos; en el norte de Francia los recluían en un monasterio y los engañados no podían matar a su pareja. No obstante, en otras regiones se rapaba y desnudaba a los condenados para que sufrieran un castigo físico o humillaciones a lo largo del pueblo.

Los martirios no finalizaban en la degradación, la tortura también era recurrente y se crearon instrumentos para aumentar la agonía, como las pinzas para desgarrar los pechos de las condenadas o la pera de la angustia, que era introducida en la boca, vagina o ano, una vez ahí se abría para causar numerosos desgarros.

 

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Tiempos modernos

Por fortuna, en la actualidad los aparatos de tortura ya no son utilizados; sin embargo, en ciertas regiones del mundo todavía existen leyes y castigos para perseguir a las personas que cometen infidelidades.

Estados Unidos es un caso particular debido a que 21 estados todavía tienen leyes para perseguir el adulterio, las penas dependen del lugar y van desde multas hasta cuatro años de prisión. En el ejército, la situación es diferente. El castigo consta de un confinamiento por un año y un despido deshonorable. A pesar de existir leyes, ambos casos son raramente perseguidos.

En los países donde gobierna la ley islámica, el adulterio, o zina, está estrictamente prohibido. A diferencia de otras regiones del globo, los enjuiciamientos son comunes y los castigos pueden incluir multas, detenciones arbitrarias, arresto, palizas y en casos extremos: la pena de muerte.

Son famosos los casos de lapidaciones, a pesar de esta situación, no hay pruebas históricas que esta condena se practicara en el pasado.  En nuestros días, estas ejecuciones públicas, más que ser una pena capital, son actos cometidos fuera de la ley y por muchedumbres que en la mayoría de los casos son resultado de persecuciones políticas o actos de violencia contra la mujer.

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Taiwán es de los pocos países asiáticos que continúan con este tipo de usanzas, la pena puede alcanzar un año en prisión y generalmente favorece a los hombres, que generalmente no son perseguidos, y si lo son, usualmente se disculpan. En contraste, en India, la ley únicamente castiga a los hombres: se considera que el adultero es una relación sexual entre un hombre y una mujer sin el consentimiento de la esposa, por esta razón los varones pueden ser castigados con cinco años de cárcel, mientras que ellas no pueden ser enjuiciadas.

La mayoría de las sociedades ha considerado que ser infiel es reprobable, en la mayoría de los lugares es una acción que, como mayor consecuencia, lleva al fin de una relación; pero hay que tener en cuenta que en estos países engañar a la pareja puede hacer que pases varios años encerrado lejos de todo contacto carnal.

 

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Por Iván Montejo

 

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