2×1: You’re next, Dos Cuchillos y máscaras

La lista negra de Tú eres el siguiente, con su carga gore al estilo de los ochentas, la fallida adaptación de Armados y peligrosos y un enorme homenaje al cine de luchadores, uno de los géneros cinematográficos que aportamos al mundo.

 

A muchos fans del cine de terror El Conjuro extrañamente, no les satisfizo del todo. Tal vez debido a esto la segunda gran película del género que se esperaba para este año, Tú eres el próximo, causó tanta expectación. Dirigida por Adam Wingard, ya muy conocido por haber participado en las cintas colectivas como V/H/S y El abecedario del terror, nos ofrece un sincero homenaje al cine de los psichokillers de los setenta y ochenta, como ya lo había hecho El Conjuro pero con el subgénero de fantasmas y posesiones.

 

La cinta de Wingard coquetea abiertamente con el melodrama a lo La celebración de Thomas Vinterberg o Feriados en familia de Jodie Foster; luego se transforma en una cinta de invasión al hogar para finalmente terminar como Escupiré sobre tu tumba. Pese a los giros en la trama totalmente tramposos, la historia va pergueñando una serie de asesinatos que son los que verdaderamente sostienen la trama. No son los típicos de las películas de pornotortura, sino unos más clásicos que nos harán recordar a Michael Mayers y a Jason Voorhees. Hachas, cuchillos en la espalda, picahielos y muchas máscaras.

 

Tú eres el próximo, revisionista a fin de cuentas, incluye muchos guiños a cintas como Los Extraños, la referida Escupiré sobre tu tumba y un puñado de cintas más de donde saca diálogos y situaciones. La historia jamás ahonda en ninguna psicología y los personajes son sólo clichés dentro de este juego macabro de venganzas y rencores familiares. Sin embargo, se deja ver con gusto.

Me imagino a los altos ejecutivos de las empresas productoras preguntando por algún comic con potencial para ser filmado entre sus conocidos. Para qué leer ideas originales si pueden saquear los más de cien años del arte secuencial y armar un producto a modo que les dejen unos millones de dólares sin mucho esfuerzo. Entonces se consiguen un director chambista, de esos que esperan salir lo más rápido de su país para cobrar en moneda verde; digamos, un Baltasar Kormákur, que tiene buen oficio. Contratas a un actor ya con cierto respeto como Denzel Washington, a un retendido héroe de acción como Mark Wahlberg, reúnes balazos, explosiones, chicas lindas y claro, el nuevo sabor dentro de Hollywood, un narcotraficante mexicano medio cagadón, encarnado por Edward James Olmos y ¡pum!, tiene una comedia explosiva que podría dar para más.

 

La verdad es que la química entre Washington y Wahlberg es atrayente, la idea de que sean dos vividores metidos en robos y drogas los hace hasta atrayentes, la planificación de un robo que podría parecer sencillo lo es más pero hay algo que no acaba de cuadrar. Tal vez los excesivos giros en la trama, tal vez el racismo simplón hacia los narcos mexicanos y el final feliz poco verosímil dentro de la misma truculenta trama, sean lo que acaba por no darle brillo al conjunto. En una de esas y hasta segunda parte tiene.

¡Quiero ver sangre!, gritan desde la esquina ruda siempre que la lucha se trenza en un toma y daca de golpes en pleno centro del ring. Ese grito lo han retomado los rudísimos José Xavier Navar, Rafael Aviña y Raúl Criollo para nombrar a su docto e ilustradísimo libro sobre uno de los géneros que la industria nacional legó al cine mundial.

 

En el libro se narran cientos de películas desde que se iniciara el subgénero con La bestia magnifica, no sin antes recordar la escena protagonizada por Tin Tan y Wolf Ruvinskis en No me difiendas compadre y llegan hasta los churrazos más recientes con el nuevo Trío fantasía, sin dejar de recordar a Octagón y Atlantis, la revancha. El volumen es infaltable para cualquier coleccionista y amante del cine que se precie de serlo.