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2×1 Ecos del FICM

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
La llegada de Alejandro Jodorowsky, Quentin Tarantino y Robert Rodríguez llenó de glamour y locura el festival de cine en […]
2×1 Ecos del FICM
La llegada de Alejandro Jodorowsky, Quentin Tarantino y Robert Rodríguez llenó de glamour y locura el festival de cine en México más organizado y consolidado de la actualidad. Además, Halley y su premio en Sitges y el remake de Somos lo que hay.
 
Más que psicomagia
El Festival internacional de Cine de Morelia llegó a su fin y dejó a su pasó cuando menos dos portazos para que los fans de Alejandro Jodrowsky entraran a preguntarle sobre la mejor manera de “sanar su vida”. Muchos de estos fans, sino es que la gran mayoría desconocen la filmografía del chileno-mexicano-francés, por lo que el esperado estreno de “La Danza de la realidad”, su más reciente filme, les pasó de noche.
 
Luego de su llegada a México, Jodorowsky se hizo rodear de un grupo de destacados artistas mexicanos, que en ese tiempo ya habían dejado atrás el peso aplastante del muralismo. Gente como Manuel Felguerez, Marta Carrillo, Alfonso Arau, Carlos Ancira, Juan José Gurrola, David Silva  Rafaél Corkidi, Federico Landeros, Vicente Rojo y Juan López Moctezuma que al sonido de su flauta trabajaron para crear la cinta que le daría fama internacional: El topo.
 
Directamente influenciado por los espagueti westerns producidos en Europa, Jodorowsky realiza el guión de un pistolero llamado El topo que, dejándose llevar por su ego, desafía y mata a los cuatros amos del revólver. El filme, pese a lo precario de su producción y a lo limitado de la técnica, destaca por la mezcla de símbolos esotéricos y representaciones sexuales que transgredían (y transgreden todavía) posiciones religiosas, y por sus poderosas imágenes que incluían frailes homosexuales bailando con sudorosos bandidos, enanos, discapacitados y toda suerte de menesterosos recluidos en una caverna, incluso un general avejentado encarnado por David Silva.

La soledad de la urbe
El cine latinoamericano de género ha comenzado a ganar espacios y a destacar en calidad. La prueba de esto son los remakes de Somos lo que hay y En las afueras de la ciudad. Recientemente la cinta Halley del mexicano Sebastián Hofmann, luego de su paso por distintos festivales ganó en la Sección Nuevas Visiones en SITGES.
 
La cinta que había tenido una discreta acogida en su paso por las salas cinematográficas y ahora espera recibir un nuevo empuje con su reestreno, apoyado por el premio. Halley sin ser directamente una cinta de terror, narra la vida de un hombre que parece estar muerto porque tiene todos los síntomas: apesta, la carne se le pudre y poco a poco va perdiendo las sensaciones. Es un zombi que es consciente de ello y eso acrecenta su aislamiento.
 
El filme ofrece grandes silencios e imágenes llenas de una belleza luminosa. Las moscas que revolotean a su alrededor. La soledad y el orden del departamento del protagonista, las tomas profundas del metro, los desenfocados de los gimnasios dan a la cinta un tono de melancolía y soledad, que llega a su máximo cuando los personajes principales explican porque la cinta se llama Halley.
 
Sin embargo, al no definirse dentro del género del terror parece timorata al mostrar la consecutiva descomposición del personaje o ofrecer resoluciones que se quedan a medio camino. Sin embargo, su final nos deja con un buen sabor de boca.

Tradiciones familiares
El filme de Jorge Michel Grau, Somos lo que hay,  tuvo un sonado éxito fuera de nuestro país al grado de conseguir un remake en Estados Unidos, que se estrenó dentro del FICM. Este, pese a respetar la idea general sobre una familia que celebra un ritual caníbal, hace cambios de fondo en la historia, el más evidente, deja atrás el tono de drama que dominaba en la original y se decanta por un thriller de terror.
 
La película pone énfasis en el jefe de familia y hace de lado el tono urbano de la original situándola en las profundidades rurales de Estados Unidos. Además, ofrece una trama paralela de investigación que develará las extrañas tradiciones. 
 
Diferentes entre sí, las dos versiones de la misma historia parecen complementarse y cada una ofrecer a su modo la descomposición familiar, la pesada fuerza del vínculo familiar y la crueldad humana.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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