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#DeTresDedos: ¿Qué le pasa a Pumas?

Por: Jafet Gallardo 31 May 2018
Una debacle se manifiesta en uno de los equipos más queridos de nuestro país. A días de celebrar 60 años […]
#DeTresDedos: ¿Qué le pasa a Pumas?

Una debacle se manifiesta en uno de los equipos más queridos de nuestro país. A días de celebrar 60 años como equipo profesional, ¿cómo se sacude el club universitario sus fantasmas y vuelve a encontrar su mejor rostro?

Por Adán Medellín (@adan_medellin)

Soy universitario hecho en C.U., aunque por extrañas circunstancias mi devoción futbolística esté con los Rojinegros del Atlas. Por eso sigo con especial interés los partidos que se dan entre ambas escuadras: apoyo con todo a los Zorros, pero siempre hay un espacio de mi ser pendiente de lo que ocurre con el equipo de la Casa de Estudios que me educó, me formó profesionalmente y llenó mi vida de personas entrañables.

Tengo fresco lo que sentí la semana pasada al observar el desempeño de Pumas y Atlas en el campo de juego. Me emocionó y me ilusionó la media cancha rojinegra. Grité el gol de Arturo González, ese joven jugador atlista de enorme talento que es la joya del equipo y, me parece, está destinado para grandes cosas en el futbol mexicano. El Ponchito ya ha sido campeón mundial sub17 y a sus 19 años, tiene todas las posibilidades de aparecer en su primer ciclo mundialista mayor de la mano de la renovación en el Tri que plantea Miguel Herrera.

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Pero entonces volteé a mirar a mis amigos y pensé en la gente querida de enfrente. Pumas y Atlas se parecen dentro del campo fundamentalmente en una cosa: además de ser equipos históricos en nuestra liga, comparten la gran tradición de su cantera. Tienen la capacidad de producción de jugadores jóvenes que alimentan a toda la liga y además han tenido talento brillante de exportación. El caso Rafa Márquez, el caso Andrés Guardado, en Atlas. Y antes, en Pumas: Hugo Sánchez, Luis García, Luis Flores, llegando hasta Pablo Barrera.

Pumas, como Atlas, vive del ímpetu de sus jóvenes apuntalado por la experiencia de buenos veteranos. Es una pasión que no se borra, criada desde la juventud y que se extiende de generaciones a generaciones de universitarios. Pero el Pumas que hemos mirado en las últimas campañas –a pesar del espejismo de la pasada temporada- es un equipo que adolece de fuerza y de ímpetu. ¿Es el técnico, es la directiva, es la venta de jugadores clave o la falta de mejores futbolistas consumados que abriguen a sus jóvenes? ¿Es que la cantera ha perdido la visión del jugador universitario? ¿Es el terrible horario en que están condenados a jugar y que le pasa factura a todos sus treintones de buena calidad, pero que se funden rápidamente en la cancha a mediodía?

La relación entre la afición puma y el técnico se rompió evidentemente en aquel partido con Atlas. José Luis Trejo fue duramente criticado en el estadio y en las redes sociales. Se piensa que es demasiado conservador, tímido en sus planteamientos. ¿Pero qué pasa con Pumas? ¿Es cierto que un equipo de futbol es el reflejo de su técnico? ¿Dónde estaba la chispa universitaria? ¿Dónde estaba incluso antes de Trejo? A pesar de los intentos del gran capitán Verón, de los Pikolines, de los chispazos de calidad de Ludueña, Pumas vive una pasividad que atemoriza. Asustado por no perder y extender su mala racha, se echa para atrás cuando parece que puede dar la dentellada. Luce poco funcional, tiene poco desequilibrio en las bandas, no parece tener matones en el área. Lo ha vencido la calidad en el medio campo rival, pero también la manifestación enjundiosa, vertiginosa, incluso atrabancada de sus contrarios, junto a sus propios errores: autogoles y fallas frente al marco.

Trejo

Eso no puede pasar con Pumas. Los felinos no pueden darse el lujo de que los rivales los superen en un rasgo de su propio carácter: la cultura del trabajo, del esfuerzo colectivo, de la intensidad y de los sueños. Éste es un equipo de vértigo y entrega física máxima. Un equipo que siempre correría más que sus rivales. Pumas es un equipo grande que celebra sus 60 años en unos días y ha construido una gran historia que se basa en su relación entrañable con la tribuna y la institución. Un lazo que suena roto en las declaraciones de su anterior director deportivo, Mario Trejo, que hablaba de “negatividad” en el entorno interno felino.

¿Adónde marcha el futuro de Pumas cuando están por cumplirse sus seis décadas de vida como equipo profesional? Sin duda, esta celebración pone en perspectiva una crisis que abarca todos los órdenes del club (directivos, administrativos, de dirección técnica, de jugadores y aficionados). Los cambios se verán reflejados pronto en la dirección técnica, pero el problema es de fondo. Pumas debe buscar dentro de sí, en su esencia, para resolver su crucigrama. Debe analizar con valor y responsabilidad sus malas decisiones directivas, la equivocada elección de sus refuerzos, la falta de renovación en su plantel y la ruptura que el equipo presenta con un sector de sus aficionados. Debe seguir el trabajo y la continuidad con su cantera. ¿A quién preparan para ser sus nuevos referentes? ¿Dónde están sus jugadores insignia hechos en CU? ¿Quién es el próximo Hugo Sánchez, Manuel Negrete, Luis García, Claudio Suárez o Jorge Campos? ¿Dónde están las exportaciones de Pumas?

Hace unos días, un querido amigo se quejaba del precio de la actual playera universitaria. Él no iba a dejar de apoyar ni asistir a los juegos del equipo de sus amores, pero no estaba dispuesto a comprarla. Era demasiado dinero. Y pensé que era un símbolo. La de Pumas es una playera amada por sus seguidores y que debe pesar, pero no por lo que cuesta, sino por lo que significa dentro de la tradición del futbol mexicano. El equipo que representa a la máxima institución educativa de nuestro país no puede perder las garras. Pumas debe ser una playera de peso no por su precio, sino porque concentra millones de seres del mismo linaje: la sangre azul y oro de una comunidad entrañable.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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